miércoles, 23 de enero de 2013

martes, 15 de enero de 2013

Cinéma de quartier


¿Habéis estado alguna vez en un cine cuando ya se ha ido todo el mundo? Las películas son como una dosis de opio, y al salir a la calle produce una conmoción, es un brutal despertar del sueño en el que se estaba sumergido. Pero cuando te quedas no despiertas nunca. El sueño sigue. A veces me duermo un rato y cuando vuelvo a despertar sigo viendo imágenes en la pantalla, y no puedo encontrar ninguna diferencia entre el sueño y la película.

Anaïs Nin: Diario I
       

domingo, 13 de enero de 2013

Where is my mind?

 Miro nerviosa el reloj del móvil bajo el paraguas. Ahí está, sentado, en la misma mesa de siempre, la misma cafetería de siempre, con la misma mirada perdida de siempre. Entraré y nos daremos dos besos, ¿cómo te va la vida?, con una sonrisa que parecerá sincera con la luz cálida del lugar. Hace seis meses que no lo veo. Seis meses desde nuestro último encuentro. Encuentro de tantos otros encuentros fugaces que siempre acaban con cierto sabor a decepción y a recomfort. El corazón vuelve a latir en mi pecho con normalidad al pensar que esta vez no será distinta, que volveré a casa bajo un paraguas vacío mientras él corra a cojer rápidamente su moto para no llegar tarde a cenar. 


Y no podía estar más lejos de la realidad. Al entrar, mi garganta decide llevarse el diálogo ya aprendido a base de tanto repetirlo a mi estómago. Me quedo de pie, mirándolo con curiosidad, intentando adivinar qué hay bajo esa expresión de falsa melancolía en su rostro, que ahora sólo se fija en mí. Sacudo la cabeza con suavidad, y al fin logro pronunciar algunas palabras a tropezones. Me quito el abrigo, pido un capuccino en esta tarde de frío. Me siento sin descolgarme el pequeño bolso cruzado en mi tronco. Su mirada inquisitiva sigue pidiéndome algo que no sé descifrar, y el miedo me oprime el estómago. El silencio se apodera de esta mesa, creando una burbuja entre nosotros lejos de las conversaciones ajenas y voces chillonas del local.

Necesito aire, necesito escapar de sus ojos, su mirada, sus sentimientos. No sé qué hago aquí. Salgo corriendo hasta el fondo de la cafetería y pulso el botón que encenderá una luz automática durante unos minutos. Entro en el baño confundida, me miro al espejo. Apoyo las manos, una a cada lado de la pica, mientras suspiro. ¿Qué narices hago aquí?, me repito una y otra vez. ¿Por qué nos hacemos esto?

Cierro los ojos para que mis párpados retengan lágrimas llenas de furia. ¿Es posible sentir tantas cosas a la vez? Escucho la puerta corredera abriéndose tras de mí y veo por el espejo su alta silueta. Nos quedamos así, mirándonos en silencio, a través de un espejo que parece una muralla. Cierra la puerta a sus espaldas sin mirarla siquiera. 

 - ¿Qué...?

Y de mis labios no puede salir ninguna palabra más. Su mirada los ha sellado, ahogando mi voz. Y así permanecemos, un segundo, dos minutos, tres horas, siete vidas, mirándonos, con los ojos empañados de confusión y los iris teñidos de sentimientos escondidos. En un parpadeo percibo que se acerca, su pecho casi roza mi espalda y noto su inconfundible aliento en mi nuca casi desnuda. Siento un escalofrío que no llega a manifestarse en mi piel. Su cara es el pleno reflejo de la tristeza, pero el gesto en sus labios me indica que va a hacer algo que no quiere hacer. Algo que no debe hacer. Algo que sí quiere hacer. Estoy paralizada. Sus manos se posan sobre las mías y miro al suelo, como si desviando la mirada pudiera evitar algo. Y, sin darme cuenta, estoy de cara a él, con los ojos muy abiertos y las pestañas empapadas, después de que me haya dado la vuelta bruscamente con sus manos, y aprieta sus labios ferozmente contra los míos. Quiero escapar. ¿Pero dónde están mis fuerzas? Sus manos parecen de hierro sobre mis brazos de mantequilla y mis lágrimas empiezan a bañar nuestras mejillas. He estado tanto tiempo esperándote...

Me dejo llevar. Le respondo a ese beso con furia, con dulzura, con amargura. Le respondo con todas las palabras antes silenciadas, con todas las miradas de reojo y todo el orgullo de estos años. La luz automática del lavabo se apaga y casi ni me inmuto. Siento una explosión de algo indescreptible dentro de mí. Es como escuchar música psicodélica, como probar algo por primera vez, como bajar con fuerza en una atracción. Y es mucho mejor que las cosquillas en mi brazo después de una de sus caricias no intencionadas, mucho más fuerte que el dolor que me oprimía el pecho después de decirle adiós y volver a la cama vacía de mi casa.

Pero, al salir de esta cárcel de sentimientos inmortalizada en el lavabo de una gran cafetería, todo volverá a tener el mismo sabor a vacío de siempre. Saldré corriendo, y él no me seguirá. Se quedará en el oscuro recuerdo de lo que acaba de pasar, pasmado, intentado averiguar si ha sido verdad, tratando de pensar cómo lo sobrellevará en la rutina de los próximos días. Olvidaré, con las prisas, el paraguas, la chaqueta, mi vida. Mis lágrimas seguirán brotando contra las órdenes de mi orgullo, mientras piense en cuánto tardaremos en volvernos a hablar esta vez. Quizás esta vez haya sido la gota que colme el vaso, y al fin dejemos de fingir que no nos hacemos daño. ¿Significa esto que jamás volveré a ver su sonrisa, tan perfectamente grabada en mi memoria?

Y, al correr por las calles oscuras de la ciudad, empapándome de esta lluvia oportuna, me reprocharé la cobardía que ayuda a mis piernas a escapar de algo que he estado esperando todas las tardes de domingo de mi vida.


martes, 1 de enero de 2013

Los 10 mejores libros de mi 2012 (Parte 2)

Hace ya un par de semanas empecé mi lista Top Ten de los 10 libros que había leído durante el 2012 y más me habían gustado, y aquí la continuo para acabarla (¡por fin!). He tardado mucho más de lo que esperaba en publicar esta segunda parte, entre comidas, cenas, fiestas, regalos, compras de regalos... pero, al fin, ¡aquí está!

6. The great Gatsby, de F. Scott Fitzgerald

La verdad es que hacía tiempo que quería leer este clásico de la literatura, y durante el verano, me puse a ello. Como dije en la entrada anterior, lo leí justamente antes de Tokio Blues, lo cual agradecí al leer este segundo.

Debo reconocer que me esperaba una historia algo más "espectacular", después de haber oído tanto hablar sobre el libro, sin embargo, no me desagradó en absoluto. El final, a mi parecer, es una buena moraleja de la vida, a la misma vez que una crítica a la sociedad y al superficialismo de una época de la cual, en realidad, no sé mucho, pero parezco aprender algo leyendo The great Gatsby.

Sin embargo, las fiestas, la espectacularidad de la mansión de Gatsby, la perpleja personalidad de Daisy, el punto de vista del narrador, con el cual el lector se puede sentir fácilmente identificado, crean un ambiente perfecto lleno de sueños de color, ilusiones y juventud de los cuales todos, tanto personajes como lectores, despiertan al final.

La crudeza que se refleja en el hecho de que en el funeral de Gatsby no asista casi nadie, cuando su mansión estaba abarrotada de gente en cada fiesta, demuestra el desinterés del personaje por conocer realmente a sus invitados, por conocer su persona. La pasividad de Daisy al final, sin embargo, me confunde hasta límites insospechados.

Lo que más me ha gustado: La magia que se respira en las escenas otoñales en Nueva York que el narrador presencia, la capacidad del autor de hacernos estar en fiestas llenas de brillantina, cava, jazz y baile y sentir esas mariposas en el estómago de saber que algo importante va a suceder pero no cuándo, ni cómo, ni dónde, ni si será algo bueno siquiera...

Lo que menos me ha gustado: Como he comentado, sinceramente esperaba una historia con más espectacularidad, aunque claramente ese no parece el objetivo de la novela. Sin embargo, lo que menos me ha gustado, ha sido el final, por, como he dicho anteriormente, lo perpleja que me dejó la actitud de Daisy. Sencillamente, no fui capaz de entenderla.


7. Historias de amor y otros cuentos chinos, de José Fernández Cavia

O, como a mí me gusta llamarlo, "cuando descubres el lado poético de tu profesor de publicidad".

Este libro fue una grata sorpresa a principios de trimestre. Cuando buscaba libros del autor para un trabajo sobre la publicidad y los adolescentes, descubrí que mi profesor (el mismo que nos hablaba con tanta pasión y entusiasmo el año pasado sobre fundamentos de la publicidad, ¡ese mismo!) había escrito también algo de ficción, algo distinto a lo que estaba acostumbrada a leer de él. Y, entre lo enamorados que estamos todos los estudiantes de este profesor, el curioso nombre del libro y, mis ganas de leer algo diferente, lo cogí prestado de la biblioteca y me sumergí en  cada una de las diferentes historias que había en el viejo librito entre parada y parada de metro, cada mañana y cada mediodía, de casa a la uni, de la uni a casa.

Y, simplemente, me encantó. A pesar de que el primer "cuento" de todos me dejó algo perpleja y con un fuerte sabor agridulce entre las manos (consistía en una historia de unas pocas línieas en las que se relataba la muerte de una mosca, chafada, pero de una manera tan poética y deliciosa que ¡costaba creer que el final fuese algo tan cotidianamente repugnante...!), y de que algunas historias destacaban por su brutalidad o su toque macabro (el relato de un asesino, por ejemplo), me gustó muchísimo el estilo de cada una de ellas. Tenían algo totalmente diferente a la lectura cotidiana, a la usual, a la que todos estamos acostumbrados a leer, fruto de best sellers y libros publicitados. Este libro es, para mí, un pequeño tesoro (como me gusta llamar a los libros de esta categoría, "pequeños descubrimientos" que dejan grandes huellas en mí). La sinceridad, lo directo que es el autor, la repungnancia que sientes hacia un asesino (a la misma vez que, en lo más hondo de tu ser, reconoces que si estuvieras en una situación similar, quizás se te pasaría por la mente algo así, aunque supieras que rechazarías esa descabellada idea en menos de un segundo), lo fácil que es montarse uno mismo historias en su mente basadas en una realidad sólo a medias, la poesía que transmiten algunas palabras, algunas expresiones... En resumen, este libro casi me ha dejado más prendada aún de su autor, porque, en parte, me ha ayudado a descubrir algo que todos sabemos pero casi nunca tenemos en cuenta. Que detrás de cada profesor, de cada alumno, de cada persona que te cruzas en la calle, hay una persona, una mente creativa y una poesía que hierve por salir evaporada por nuestras manos, nuestras bocas, y condensarse en un folio, en un libro, una partitura...

Lo que más me ha gustado: Sin duda, una de las primeras historias, que, por cierto, fue premiada por (francamente, no lo recuerdo), algún concurso a nivel nacional, si la memoria no me falla demasiado. En ella, el protagonista, que es a su vez el narrador, empieza narrando, sentado sobre su cama vacía y sin afeitar, cómo se siente porque su amante no está. Y así, el protagonista, el narrador, el autor, juegan con el lector, haciéndole pensar que esa mujer misteriosa se ha ido, se ha marchado, no volverá. Al final incluso, el mismo protagonista dice que todos esos pensamientos tendrían sentido si ella hubiera muerto en algún trágico accidente o algo así. Sin embargo, son todo historias, un momento en el que se ha dejado llevar por la melancolía del ambiente que lo han llevado a pensar algo que en realidad no ha sucedido. Porque ella se ha marchado, sí, pero volverá dentro de poco. Y va a quedarse muy sorprendida si lo ve con esas pintas, esa postura, esa quietud, sentado, pensando y hablando solo en el borde de la cama.
Lo que menos me ha gustado: Lo que menos me ha gustado, han sido los escalofríos que me han causado algunas historias con cierto punto "macabro" en ellas. Historias que merecen un aplauso pero, a la vez, resultan espeluznantes.


8. El fuego de la vida, de Barbara Wood

Esta novela la compré por apenas 3 euros en el Mercat de Sant Antoni en el que venden "libros viejos" (y no tan viejos) los domingos por la mañana. Ya había leído un par de novelas de B. Wood, y las disfruté bastante. Lo mejor de ellas es que mezcla historias de una o varias vidas entrelazadas, protagonizadas por mujeres, en distintas épocas y situaciones. Por ejemplo, la anterior novela que había leído suya era Las vírgenes del paraíso, situada en una familia adinerada de El Cairo de  la segunda mitad del siglo pasado. En ella trataba de los tabúes de la cultura, de las mujeres, los hombres, la sexualidad, el amor efímero, las colonias... todo con un trasfondo histórico muy destacado. En esta novela, en cambio, la protagonista es una mujer (relata su vida desde bebé hasta mayor) que vive y viaja por tierras dominadas por el apogeo de un Imperio Romano que prácticamente todo lo domina. Desde las guerras germánicas hasta las reinas y princesas de tierras orientales, la larga vida de la protagonista pasa por diversas etapas y situaciones que constituyen su personalidad, siempre en busca de su primer amor.

Lo que más me ha gustado: Lo mejor, para mí, ha sido lo que Barbara Wood hace en sus novelas, mezclar amor y historia fantásticamente, sin que resulte excesivamente empalagoso pero con datos creíbles y quue parecen bien estudiados.

Lo que menos me ha gustado: Lo peor, en mi opinión, es que, a parte de que se me hizo un pelín largo (igual que desesperante la búsqueda de la protagonista a su enamorado, al que apenas conocía pero con el que tarda décadas en, al fin, reencontrarse), es que, al final, una de las diversas historias de las que se cruzan en la novela queda, para mi gusto, no resuelta: ¿encuentra su hija a su padre en las batallas germánicas?


9. El perfume, de Patrick Süskind

El perfume es un libro que quería leer antes de ver la película, como me ha pasado con tantos otros. 
Esta novela, cuyo personaje macabra tiene un olfato mucho más desarrollado de lo que cualquiera pudiera soñar, se puso mucho de moda no hará más de 2 o 3 años, a pesar de llevar ya más de 20 publicada.En ella, descubrimos la historia y la vida de un muchacho, Grenouille, desde su ácido nacer hasta su chocante final, y comprendemos, gracias a unas magníficas descripciones del autor, por qué el protagonista se convierte en un asesino, qué le empuja a ello y cuál es su obsesión. 
La historia me pareció muy interesante, y el personaje me pareció muy bien construido, a pesar de ser una novela un poquito determinista (como la madre "mataba" a sus hijos nada más nacer, sin moral, sin arrepentimiento, a él le sucede lo mismo), vemos cómo la falta de moral o de intención por preocuparse realmente por los sentimientos o los pensamientos del personaje hacen de este lo que acaba resultando.
Es una novela, además, para pensar, ya que a través de Grenouille vemos un mundo diferente, puesto que lo vemos desde sus ojos, y, al final, quizás logremos llegar a entender que lo que siempre ha buscado ha sido el amor, sentirse amado, y que la única manera que ha tenido para lograrlo es robar la esencia a muchachas hermosas y amadas para que la gente desarrolle esos sentimientos hacia él. Qué decepción, por tanto, cuando al final descubre que no tiene lo que quiere, que realmente sólo lo querrán por su olor, no sí mismo, y deja ser devorado por un grupo de personas que, según da a entender, jamás habían amado tanto.

Lo que más me ha gustado: Lo mejor de esta novela, para mí, ha sido la capacidad descriptiva de su autor, que me ha hecho sentir verdadera repugnancia hacia París debido a los pestilentos olores que había en la ciudad, así como la construcción del personaje.

Lo que menos me ha gustado: Lo que menos me ha gustado, pues, es que, a pesar de ser una novela que podríamos considerar en cierta manera "histórica", su género no es precisamente el que más me atrae. Las descripciones están tan bien hechas que en ocasiones ¡he tenido que parar de leer para que mi imaginación no se desatase e imaginara cosas tan desagradables!


10. Como agua para chocolate, de Laura Esquivel

Esta novela de Laura Esquivel la tenía pendiente desde hacía tiempo, pues desde hacía tiempo quería ver la película (como sucede con el caso anterior), de la cual me habían hablado muy bien, pero no sin antes haber leído el libro, que cayó en mis manos la pasada primavera.

Qué decir... La verdad es que me sorprendió bastante. Primero, porque es una historia relatada de una manera diferente, pero bien hecha. Igual que One Day de David Nicholls lo intenta explicando la historia de sus dos protagonistas a través de un día concreto a través de 20 largos años, (fracasando plenamente, en mi opinión), Como agua para chocolate explica la historia de su personaje principal, Tita, fraccionando la novela en 12 meses, cada cual pertenece, además, a años distintos. A través de cada mes, el capítulo se presenta como si fuera una receta que Tita cocinará, y cuya comida está de fondo en cada uno de los capítulos.

Tita, cabe mencionar, es la menor de una familia mejicana que vive en época de revolución, sin padre y con una madre muy autoritaria que le prohíbe casarse porque, según la tradición, la menor de las hermanas debe privarse del amor para cuidar de su madre hasta su muerte, a pesar de que esto comporte que después la hija no tenga quién cuide de ella.

Así pues, Tita, enamorada de Pedro (y viceversa) ve su amor plenamente frustrado cuando, al pedirle la mano a su madre, esta se niega en redondo. Para permanecer cerca de ella, sin embargo, Pedro decide casarse con una de sus hermanas mayores, para poder estar al menos en la misma casa que ella, aunque atado a otra mujer.

A lo largo de la novela, pues, iremos odiando a unos personajes y compadeciendo a otros, maldiciendo a veces a unos que hacía poco nos gustaban, ya que, al suceder en un margen de tiempo muy largo, esta historia, como todas, en realidad, da muchas vueltas.
Lo que más me ha gustado: Lo mejor de esta novela, para mí, ha sido la original manera de repartir la hsitoria, la manera en que el estado de ánimo de Tita afecta las comidas que ella cocina (como cuando hace vomitar a su hermana en su boda porque la comida está "envenenada de su tristeza", o cuando su otra hermana se ve presa de una ola de lujuria terrible al comer la receta cocinada con las rosas que Pedro regala a Tita). A parte, el personaje de Chencha, podría decir que es mi favorito, de lo entrañable que se convierte.

Lo que menos me ha gustado: Lo peor, para mí, es en parte el final, que rompe bastante con el estilo de la novela. El final, para mi gusto, aunque muy poético, es algo totalmente surrealista, además de provocar la muerte de los dos protagonistas, que tanto tiempo se han estado buscando y, cuando al fin se encuentran, mueren consumidos por sí mismos.


Y ahora que hemos empezado el 2013... ¡A ver qué delicias literarias nos trae el año! :D


2013...


Año nuevo, vida nueva
, dicen. A mí nunca me gustaron los propósitos de año nuevo, especialmente aquellos prácticamente imposibles de conseguir que la gente escribe en largas listas olvidadas al poco de escribirse. Sin embargo, este 2013 me sirve de excusa para mejorar cosas que hace tiempo tengo pendientes.

Feliz 2013.