martes, 3 de noviembre de 2015

Pregúntame sobre ti

La exploración del propio ser es algo que todos debiéramos experimentar una vez cada varios años. ¿Acaso sabemos quiénes somos? ¿Qué alimenta nuestras entrañas? ¿Qué nos hace hervir la sangre? ¿Qué vemos si nos miramos a través de una pared?

Quisiera que la gente soñara más. Leyera más. Hablara menos. Incluso escuchara menos. Entendiera más, o como mínimo buscara la comprensión. Quizás no la aceptación, pero sí la comprensión. ¿Tiene sentido?

Déjate vencer. Aprende a ganarte a ti mismo. Descúbrete más allá de lo que siempre te rodea. Explórate, descúbrete mil y una veces. A cada pregunta que hagas, a la gente, a tu perro, al aire. A ti mismo. Entiéndete. Yo sé muy poco de la gente, y sin embargo cada día aprendo algo más sobre mí gracias a aquellos que más desconozco. Aquellos que menos entiendo. Es una sensación. Sin más. 

No sé si me explico. A menudo la gente hace preguntas personales que realmente no quiere saber. A menudo da por sentado hechos que van más allá de su entorno. ¿Por qué tenemos tanta imaginación hacia fuera, y tan poca hacia dentro? ¿Quieres saber las respuestas que salen de lo más oscuro de las personas, o sólo oír lo que esperas oír?

Como cuando era pequeña, sigo soñando mientras viajo en metro, o camino por la calle. Son mis momentos favoritos del día, al ir y volver del trabajo. No los cambiaba por nada más que por una buena conversación (de esas que se acaban alargando horas y horas en una cafetería o en un bar). Qué hubiera pasado si le hubiera sonreído esta mañana a la mujer del autobús. Qué le habría dicho al chico que me trae de cabeza si me lo hubiera encontrado por la calle en plena noche. Cómo reaccionaría ante ciertas noticias. Cómo serán los personajes de mi primer libro. Qué letra tendrá la canción que un día me escriban a mí, sólo a mí.

No me preguntes por qué estoy donde estoy. No me preguntes por mi trabajo, mis estudios, si tengo pareja, si quiero tener hijos. Eso no te importa. No lo digo yo, simplemente lo sabemos ambos. Pregúntame sobre qué pienso cuando acabo un libro. Por qué prefiero una cosa a otra. Pregúntame qué me apasiona de lo que me apasiona. Pregúntame todo lo que quieras saber de los demás a través de mí. Así, quizás, al final del día, te acostarás con un pedacito de compañía propia algo más grande que el de ayer. 

Si dices que pecas de rareza la gente te toma por snob. Pero la rareza en las personas existe, y es preciosa. La incomprensión de quiénes somos es el engranaje principal que hace que nos movamos. Y ni siquiera nos damos cuenta.

Ojalá más gente lo entendiera. Ojalá más gente quisiera aprender sobre sí misma.

Ojalá nunca lo aprendamos todo.

Mil espejos

Mi vida se acelera a pasos agigantados
mientras espero llegar al destino de esta
lenta escalera mecánica.
Cuanto más arriba,
más abajo.

Mil espejos en la calle
que pretenden hacer de mí
alguien desconocido
alguien absurdo.
Alguien
que no es nadie.

Y si miro el cielo
no veo estrellas.
No es por vivir en esta ciudad
que es mi mejor vicio
que es mi peor virtud.

No me puedo ver
entre mil espejos
que pretenden hacer de mí
aquella persona
que un día realmente
sí quise ser.

Y si me voy
no es para encontrarme
sino para conocerme.
Reconciliarme.

Y mientras mi vida se acelera
a pasos agigantados
mis sueños empequeñecen.
Los sueños de mil espejos
que serán mi peor virtud
y mi mejor vicio.