jueves, 30 de junio de 2011

Sus soldados son flores de madera y mi ejército no tiene banderas, sólo un corazón...

Y muere a todas horas gente dentro de mi televisor; quiero oír alguna canción que no hable de sandeces y  que diga que no sobra el amor y que empiece en sí y no en no. Y dejar de lado la vereda de la puerta de atrás por donde te vi marchar como una regadera que la hierba hace que vuelva a brotar y ahora es todo campo ya...

    

 

Esta mañana

una mujer violenta en el violento día
Riendo.
Tras la línea de la memoria
a lo largo del largo del cuerpo de tu vida
donde se mueven infancia, juventud, la vida del tacto,
ojos, labios, pecho, vientre, sexo, piernas, contra las olas de las sábanas.
Miro a través de la pequeña planta
sobre el alféizar de la ciudad
hacia las altas torres como libros, entrechocándose voraces,
el río centellea, fluye corroído,
el intrincado puerto y el mar, las guerras, la luna, los planetas,
todo lo que puebla el espacio
en el sol visible invisible.
Violetas africanas en la luz
palpitando en un universo palpitante. Quiero una paz arraigada, y deleite,
las riquezas salvajes.
Quiero hacer mis poemas sensitivos:
encontrar mi mañana, encontrarte entero y
vivo moviéndote entre la gente anestesiada.

Te digo a través del aire:
hoy una vez más
intentaré no ser violenta
un día más
esta mañana, despertando sin cesar al mundo
en el día violento.
Muriel Rukeyser

reflexiones marítimas

[...] Últimamente sólo he tenido una frase en mi cabeza. Maldito el momento. Maldito y jodido el momento en el que decidí enamorarme de él, no echarme atrás. Y aunque hay roce y cariño, no aguanto verlo tontear con otras, por mucho que esas otras ya tengan pareja. Los celos me matan. CELOS. Esa sensación horrible que nunca antes había sentido. Tengo miedo de quererlo ahora que todo se acaba y empieza el verano, una nueva etapa. La universidad. Tengo miedo de haberlo tenido todos estos años a mi lado y no darme cuenta de lo importante que es para mí hasta este último momento. Tengo miedo de estar sentada en la ventana del camarote con los reflejos del sol sobre el mar a mi lado y sólo ver su cara si miro al cielo. Tengo miedo de desear sólo que me abrace y de esperar como una inútil patética a que entre por la puerta oscura situada a mi izquierda. Tengo miedo de perderlo, tengo miedo de estarme enamorando.

 
Tengo ganas de llorar. Porque es el final total de una etapa quizás, o pouede que porque tenga a mi alrededor el Mediterráneo. Puede también que sea por el lío mental que provocan tanto su ausencia como su presencia en mi cabeza. Oteo el horizonte en busca de respuestas. El problema es, sin embargo, que ni siquiera sé cuáles son las preguntas.

Los primeros acordes de Dosed resuenan en mis tímpanos. Estoy melancólica y pensadora. Filosófica. Romántica. Bucólica, soñadora. De verdad es horrible. Es terrible la angustia que siento dentro de mí, porque me duele más pensar en un verano sin él que pensar en que todo se ha acabado...

martes, 28 de junio de 2011

- Lo puedo perder todo... - ¿Todo? - A él.

Me he enamorado. Ese sentimiento del que huía porque me hacía tan vulnerable, porque me impedía ser la mujer fuerte e independiente que quiero ser, se ha apoderado de mí. Y es que sólo veo su rostro si cierro los ojos, sólo pienso en sus labios y en su manera de mirarme. Sólo hay sitio en mi cabeza para sus abrazos, las saladas noches de verano naciente a su lado...
Y no puedo decírselo. Si entre amistad y amor debo escoger, lo escojo a él como amigo. ¿Qué tengo a perder?, te preguntarás. Todo. Tengo a perder sus manos sobre mi pelo. Tengo a perder sus sonrisas en mi oreja. Tengo a perder sus fuertes abrazos cuando refresca. Si entre amistad y amor debo escoger, escojo su compañía de amigo por mucho que duela antes que que nada...

jueves, 16 de junio de 2011

Diosa

Dormida sobre el tigre,
su leve trenza yace.
Mirad su bulto. Alienta
sobre la piel hermosa,
tranquila, soberana.
¿Quién puede osar, quién sólo
sus labios hoy pondría
sobre la luz dichosa
que, humana apenas, sueña?
Miradla allí. ¡Cuán sola!
¡Cuán intacta! ¿Tangible?
Casi divina, leve
el seno se alza, cesa,
se yergue, abate; gime
como el amor. Y un tigre
soberbio la sostiene
como la mar hircana,
donde flotase extensa,
feliz, nunca ofrecida.
¡Ah, mortales! No, nunca;
desnuda, nunca vuestra.
Sobre la piel hoy ígnea
miradla, exenta: es diosa.

  

lunes, 13 de junio de 2011

estudio...

Y es que hasta cuando estudio, te cuelas en mis apuntes, indagas y vagas bailando por mi mente, me haces perder la concentración y entonces, de repente, siento la necesidad de perder el control e irte a buscar...
 

sábado, 11 de junio de 2011

and you just feel that moment will last forever...

I don't remember one moment I tried to forget
I lost myself yet I'm better not sad
Now I'm closer to the edge
 It was a a thousand to one and a million to two
Time to go down in flames and I'm taking you


Closer to the edge
No I'm not saying I'm sorry
One day, maybe we'll meet again


No I'm not saying I'm sorry
One day, maybe we'll meet again


Can you imagine a time when the truth ran free
A birth of a song, a death of a dream


Closer to the edge


This never ending story, hate 4 wheel driving fate
We all fall short of glory, lost in ourselves


No I'm not saying I'm sorry
One day, maybe we'll meet again


No I'm not saying I'm sorry
One day, maybe we'll meet again

      

en tiempos de frío y Navidad...

Las calles repletas de gente se volvían vacías, lugares crueles y desagradables que me dejaban sola, caminos entrelazados que no llevaban a ninguna parte. Yo no sentía la felicidad del ambiente, no me alegraba como antes solía al ver niños ilusionados mirando escaparates, ni me reía de los pobres padres, alborotados por comprar los regalos adecuados. No sentía ni tristeza ni alegría, simplemente era un alma vacía carente de sentido, que vagaba por las profundidades de la vieja y hermosa ciudad de Barcelona.
Dejando atrás bellas, siniestras, estrechas y oscuras calles llebas de historias olvidadas, llegué finalmente a las Ramblas. No era de extrañar que estuviera a rebosar de personas que, como inquitas homigas que van en busca de alimento, se removían entre la multitud al encuentro de la tienda a la que se dirigían. A pesar del gran gentío jolglorioso que ansiaba encontrar los prefectos regalos de Navidad, la gran mayoría de la multitud eran, como siempre, los turistas alemanes, japoneses y norteamericanos que venían a empaparse de historia, cultura, belleza y hasta fiesta barcelonina. Era un dulce recuerdo aquél que me acompañaba, viéndome a mí misma con mis amigas paseando por aquel ancho lugar, riendo y disfrutando juntas del ambiente, y a la busca de algún extranjero guapo con el que flirtear inocentemente. Siempre había sido madura, pero en el recuerdo me veía a mí misma tan cría, actuando de manera tan... adolescente. Queriendo exprimir cada segundo al máximo, queriendo sonreír y ocultar lágrimas, odiando las tan frecuentes discusiones con mis padres...
Sí, adolescente era la palabra correcta.

jueves, 9 de junio de 2011

jack


Allez, viens mon arbre à fleurs, ce soir on éteindra la lumière et je déposerai des lunettes sur tes bourgeons. Du bout des branches tu raieras la voûte céleste et secoueras le tronc invisible qui soutient la lune. De nouveaux rêves tomberont comme de la neige tiède à nos pieds. Tes racimes en forme de talons aiguilles, tu les planteras en terre, solidement accrochées. Laisse-moi grimper sur ton cœur de bambou, je veux dormir à tes côtés.


miércoles, 8 de junio de 2011

i'm a mess

 
      

Una noche al sol (II)

La música la hechiza, la envuelve. Y de repente no tiene miedo de nada, baila sin miedo. Qué más da el mundo entero, piensa. Sólo tiene ganas de sonreír y camuflarse en las penumbras latientes de la discoteca. No conoce a nadie, no sabe nada. Ni siquiera en qué punto de ese lúgrube lugar se encuentra. Tampoco en qué punto de su vida se halla. Baila y se pierde entre destellos azules, música rítmica, gritos, bebidas y besos fugaces. Pero no quiere pensar en el amor. Siempre se ha preocupado en buscar algo nuevo y nunca lo ha encontrado. En el fondo, porque no quiere, siempre hay una excusa de peso para evitar enamorarse y encerrarse más en una misma. ¿Cuál es la verdadera causa? El miedo. Ese mismo miedo que ahora le parece inexistente, lejano, imposible.

Y de repente se siente liberada. Quizás triste, pensarían muchos, por sentirse libre en un lugar así y rodeada de tal gente. Y qué más da. Se ha propuesto no pensar en el resto del mundo durante un rato, el rato que aguante su cuerpo bailando canciones que le hacen sentir magia en un momento así.
Y qué rara es la vida... Siempre huyes de algo, y cuando menos lo esperas te das la vuelta y ya no está ahí, detrás tuyo, acechándote. Sabes que volverá. ¿Cuándo? Quién sabe. Seguramente pronto. Aunque nadie puede afirmarlo con certeza. Puede tratarse de minutos o a lo mejor de años. Pero los miedos vuelven, y se quedan, permanecen durante largas temporadas.

Pero, ¿qué más da eso ahora? La música sigue emborrachándola hasta hacerla flotar entre la multitud. Se siente bien. ¿Tanto costaba? Parece mentira que el simple hecho de bailar pueda causar tal satisfacción. Ni el alcohol al que muchos de los que le rodean han acudido como modo de embriaguez, evasión; ni los besos torpes en los que se encadenan los desconocidos de su lado. Nada, absolutamente nada de eso.

Ella busca algo más, y por fin lo encuentra. Huye de ese miedo que todo le ha provocado durante tan largo tiempo y se refugia suavemente en los brazos del baile, al que tanto le había costado recurrir después de que su abuela se marchara. Lejos, a ese viaje que muchos temen porque se dice que de él no vuelves.
Ah, su abuela... qué gran mujer. Ella siempre la había admirado. La había elogiado, soñado. Se la imaginaba de joven como una gran pionera de su época, un alma rebelde en un tiempo que la incomprendía, un ánima con necesidad de gritar al mundo su expresividad con miles de colores inexistentes. La recuerda como alguien con estilo pero valentía a la vez, soliendo retratarla con mujeres como Coco Chanel o la protagonista de Holly en Desayuno con diamantes...

Su abuela le había dado y enseñado tanto... Había sido ella quién le había demostrado que bailar no era sólo una afición. Era un arte, una manera de expresarse.
A menudo la recuerda bailar... Su abuela jamás fue lo suficiente mayor como para evitar moverse de tal manera que con un sólo gesto hiciera explotar un corazón con fuegos artificiales de sentimientos. Y eso que siempre se quejaba de viejas lesiones... Pero qué más daban cuando bailar era su vida, su todo. Bailar y su abuela son conceptos tan similares  para ella que suele fusionarlos en uno mismo.
Su abuela no sólo le enseñó la magia de la danza, sino que también la disciplina, sensualidad, educación, respeto... que ella conllevaba. Todo lo que le había hecho ser lo que era... Hasta que su abuela se fue, y la flor que tan cuidadosamente se había cultivado dentro de ella durante tanto tiempo se marchitó.

Y por ello la había echado tanto de menos, esa era la razón por la que todavía recordaba con lágrimas efímeras la triste noche de mayo en la que se marchó sin decir adiós, tan sigilosa como siempre... Fue entonces cuando se enclaustró en su propio mundo, cerrándose a cualquier sentimiento fuerte, apartando el baile y el amor, sus dos grandes pasiones, a un lado, bien lejos de su corazón...
En recordarlo se entristece. Y le da rabia. Todo, quién era y en quién se ha convertido. El hecho de haber permanecido encerrada en su propia cárcel temiendo todo lo que la rodeaba evitando que se moviera, saltara, danzara, brincara, corriera, bailara... Sintiera.

Así que dice basta. No lo dice, lo chilla. Qué más da, sus gritos de euforia se confunden pronto entre el jolgorio del recinto. Y se arrepiente, de haberle fallado a su abuela durante todo ese tiempo y de haberse traicionado a sí misma pensando que podía huir de todo cuándo amaba... Pero sonríe. Está liberada.

Y su abuela se manifiesta en las cientos de almas latientes que forman el bullicio que la vuelve a ahogar, haciéndose sentir por fin la reina de esa música que la hechiza, la envuelve...
 
 

ámame


LLÁMAME
SIN LA
ELLE
  
 

martes, 7 de junio de 2011

fuckitall

reflexiones sobre el amor

El amor es una droga, te hace ver las cosas como en realidad no son, es malo para tu orgullo y duele, te convierte en alguien débil y vulnerable. Dsitorsiona tu realidad, deja fluir peligrosamente tu imaginación. Te ilusiona haciéndote creer que estás el un paraíso cuando en realidad está comiéndote por dentro sin que te des cuenta. Te engaña, te enciende y te apaga sin pedir permiso. Te hace sonreír como una lela de repente, y llorar de manera patética al instante siguiente. Te convierte en esa cría que llevas dentro y que tanto escondes para sentirte más fuerte. Y lo peor, sin embargo, no es que el amor te destruya. Sino que te hace adicta a él, lo necesitas a todas horas, en grandes y en pequeñas dosis, te acaba dando igual. Lo necesitas, te falta el aire si no lo sientes. Te conviertes de manera tan silenciosa en una adicta al amor que ni siquiera tú te das cuenta. Y no hay remedio, cura ni tratamiento para eso.

lunes, 6 de junio de 2011

joder



Tengo ganas de decirte que te quiero.
Y eso me da miedo.
Hace mucho que no me sentía tan vulnerable...
 


 

amargo

Una canción rota de una autora cualquiera, coja y desconocida. Un suspiro en la ventana, una lágrima en su mejilla. Varios pestañeos que acaban agotando los párpados de una triste muchacha... Oscuridad. Ventana, patio interior, gris, nubes. Una gélida bisa que le acaricia la suave tez; un cotilla, un admirador secreto que jamás será descubierto. Otro suspiro, cino lágrimas más. Un pañuelo en su mano fría como el hielo. Una pared llena de fotos, vivencias, momentos y recuerdos; casi todos dulces, en buena y agradable compañía. ¿Y qué hay más triste que un recuerdo feliz en la más absoluta y patética soledad?

Un portazo en el piso de al lado, mil pensamientos interrumpidos. Gritos lejanos de un padre atormentado, una hija estresada, despesperada y embarazada. Un pared blanca, que da al piso de donde provenía el portazo; una mesita de noche llena de polvo. Un gran armario, más pared, más fotos... más lágrimas. Y un espejo. Su reflejo. Una chica con ojos rotos y sonrisa extinta, unos pómulos que le escuecen a causa de su máscara de pestañas corrida.

Un rostro pálido, manchado de negro, empapado. Unos labios redondos, carnosos y vírgenes, privados aún de su primer beso. Un cuerpo sin alma, un alma sin amo, un alma solitaria, una soledad triste; una tristeza reflejada en un cuerpo sin alma, alma sin ama, alma femenina, alma solitaria y desvanecida.

dare





  

mi life without me

- Si no me besas ahora, me pongo a gritar.
-...
-AHHHHHHHHHHHHHH
-¡Cállate!

Mi vida sin mí

     

acción poética

Always





Come on let me hold you, touch you, feel you, always...
Kiss you, taste you, all night, always...
         

domingo, 5 de junio de 2011

sunday afternoon

Smells like Sunday.


        
     

Oda al amor

Amor, hagamos cuentas.
A mi edad
no es posible
engañar o engañarnos.
Fui ladrón de caminos,
tal vez,
no me arrepiento.
Un minuto profundo,
una magnolia rota
por mis dientes
y la luz de la luna
celestina.
Muy bien, pero, el balance?
La soledad mantuvo
su red entretejida
de fríos jazmineros
y entonces
la que llegó a mis brazos
fue la reina rosada
de las islas.
Amor,
con una gota,
aunque caiga
durante toda y toda
la nocturna
primavera
no se forma el océano
y me quedé desnudo,
solitario, esperando.
Pero, he aquí que aquella
que pasó por mis brazos
como una ola
aquella
que sólo fue un sabor
de fruta vespertina,
de pronto
parpadeó como estrella,
ardió como paloma
y la encontré en mi piel
desenlazándose
como la cabellera de una hoguera.
Amor, desde aquel día
todo fue más sencillo.
Obedecí las órdenes
que mi olvidado corazón me daba
y apreté su cintura
y reclamé su boca
con todo el poderío
de mis besos,
como un rey que arrebata
con un ejército desesperado
una pequeña torre donde crece
la azucena salvaje de su infancia.
Por eso, Amor, yo creo
que enmarañado y duro
puede ser tu camino,
pero que vuelves
de tu cacería
y cuando enciendes
otra vez el fuego,
como el pan en la mesa,
así, con sencillez,
debe estar lo que amamos.
Amor, eso me diste.
Cuando por vez primera
ella llegó a mis brazos
pasó como las aguas
en una despeñada primavera.
Hoy
la recojo.
Son angostas mis manos pequeñas
las cuencas de mis ojos
para que ellas reciban
su tesoro,
la cascada
de interminable luz, el hilo de oro,
el pan de su fragancia
que son sencillamente, Amor, mi vida.

Pablo Neruda


Secreto

Me gustaría poder hablarte con sinceridad, decirte cómo me siento, cuánto duele el callar.

Grito pidiendo ayuda y suplicando compañía, pero los oídos de quien me rodea están tan sordos que ya ni oyen si quiera, a modo de susurro, el gran estruendo que produce mi corazón a cada brecha que lo rompe...

Oí una vez que suspiras cuando te sobra aire porque te falta alguien... Así pues, yo debería estar ahogada en un mar de suspiros desde hace tiempo, demasiado tiempo. ¿Sabes de qué te hablo? De ese vacío que, paradójicamente, te llena tanto que crees que serás incapaz de sentir algo más que lágrimas sobre tu mejilla alguna vez...

Quisiera explicarte las emociones que explotan dentro de mí, a pesar de que exteriormente simulen ser, convenciendo a tus ojos, invisibles. Desearía describirte el más mínimo detalle de lo que siento y cómo lo siento, pero.. ¡no puedo! Hay demasiadas cosas en mi cabeza, entrelazándose entre ellas y desordenando más aún mi mente.

¿Y cómo actúas entonces?
Cuando si lo escribes sientes más profundo el dolor, cuando si lo explicas eres incapaz de describirlo, cuando si lo intentas... te pierdes más aún en el laberinto en el que tú misma te has encerrado, del que es imposible escapar, ni siquiera con una mano pegada a la pared...

¿Qué haces entonces?
Callas, y deseas internamente poder contárselo a alguien como tú, alguien invisible, alguien transparente, alguien... inexistente.

  

sábado, 4 de junio de 2011

Animal Bar by the RHCP


Raindrops will fall from the sky
Stealing their shape from your eye

 

  

Qzs

Hay momentos en los que te preguntas qué sentido tienen las cosas, los detalles.
La vida, el tiempo, la felicidad. La lluvia, las distancias, las lágrimas. Sensaciones profundas que a menudo sólo tú crees sentir. Las místicas noches de luna llena, los besos a escondidas del crepúsculo mediterráneo, el vacío de una tarde de domingo...
¿Qué sentido tiene todo? ¿Y nada?
Quizás ninguno.
¿Y qué hay de la vida? ¿Carece también ella de sentido? Quizás sea un grandísimo sin-sentido formado por indefinidas piezas de inexplicables detalles. O quizás no. Puede que se trate de un sin-sentido más que añadir a la lista de suspiros olvidados...

Sensaciones que se van y temes que nunca vuelvan. Mariposas en el estómago. Pero no de amor... Sino de presentir que algo está a punto de pasar...
El corazón no te late, pero sigues respirando. Luchar por seguir adelante; alimentándote de esas pequeñas dosis de sensaciones efímeras. Fugaces instantes. Momentos en los que te falta en aliento. Tiempo que no pasa, tiempo eterno. Horas breves, pero el tiempo sigue sin avanzar.
Suspiros y miradas de reojo al reloj. Y de repente, vuelve a faltar el aire. Otra sensación, esta vez más fuerte, contraria al mismo tiempo que maldices: la de ausencia, echando de menos aquello desconocido...

make love



 

Respira

Es una tarde de agosto y chispea. Diminutas gotas de lluvia mojan todo lo que nos rodea, dejando su aroma a húmedo sobre los muros antiguos que nos espían. Estamos en el barrio gótico y los relojes no existen. Empieza a tronar, pero la llovizna no se hace más intensa. Sin embargo, los turistas que hacen sus últimas fotos corren con algo en la cabeza, escapando de esta delicia de tiempo. A pesar de ello, tú y yo sonreímos y nos miramos sin decir nada mientras nuestras manos están entrelazadas... No hacen falta las palabras. Ambos sabemos que este instante del que todo el mundo huye será nuestro. Sin tiempo, sin relojes. Sin prisas ni preocupaciones, no hay temores.



Caminamos disfrutando del momento: la lluvia, las piedras entre las cuales tantas historias se han visto y vivido, pero que están eternamente malditas a no poder contar nada. Historias tristes, felices, violentas, horribles. Historias simples, como la nuestra, como este paseo silencioso, porque cuando encuentras quien te llena no hacen falta más que los sonidos de nuestras respiraciones para saber lo que sentimos. Con la mirada hablamos, con las palabras nos fundimos en mismo ser, con las caricias estallan fuegos artificiales en el espacio.


Las calles medievales empiezan a resbalar y yo como siempre caigo en su trampa. Tú, preparado para cualquier adversidad, me coges fuerte, me abrazas y me sostienes. Las manecillas del reloj siguen intactas. Nada se mueve a nuestro alrededor excepto las gotas incesables, una tras otra, mientras sigo atrapada en la fortaleza de tus brazos. No querría jamás estar en otro lugar, ahora te he encontrado. Siento que nací para encajar, como las piezas de un puzzle, en ti y en tu cuerpo.

el señor psicópata del que me gusta hablar


 
Amor, ese acechador... Que nos persigue siéndonos un gran desconocido.





 

imalipbiter


peace

Es un día de primavera de esos que recuerdan más al invierno que al verano. El cielo está gris e incluso hace frío. En días como éste sé que gusta acurrucarte en tu gran sofá con un té con leche entre las manos. Apostaría lo que fuera a que éso sería lo que harías en esos momentos, mientras leerías algún que otro libro, o quizás mientras mirases alguna película con la esperanza de que te haga llorar. Recuerdo esos días tan raros como los de hoy en los que todavía estaba a tu lado y me decías que era un día perfecto para llorar y ponerse melancólico. Volver al cementerio donde un día enterraste a tu abuelo y al que no te volviste a sentir capaz de volver. Ir cerca del mar y respirar el aire a lluvia mediterránea...

Hace frío y recuerdo cuando eran mis brazos en los que te acurrucabas. Rememoro cada poro de tu piel, cada suspiro que ahogabas entre besos y caricias. Recuerdo cómo me echabas de menos incluso estando a mi lado. Sé que tenías necesidad de mí en todo instante, a pesar de que siempre solías ser muy independiente. Simplemente, eras social, muy sociable. Muy humana. Necesitabas el afecto, el contacto o la presencia humana a tu aalrededor. A pesa de que a veces estabas perdida entre una gran multitud sintiéndote aún y así sola. Y ése era tu miedo. La inseguridad. Tu error, el no saberte conocer. No te entendías ni tú, decías. Pero en el fondo sí que lo hacías. Eras introvertida, éso es todo.

Es un día más otoñal que primaveral y te añoro. Uno de esos días que habríamos pasado perdidos en El Born o curioseando nuestros cuerpos ansiosos en algún lugar de Collserola, venciendo al clima. Hoy es un día frío, pero lo cierto es que hace mucho frío desde hace mucho tiempo. Desde aquel día en que te fuiste, sin avisar. Pero no me enfadé contigo como tú hiciste con tu abuelo. Quizás éso era lo que te impedía ir a verlo. Saber que no podrías evitar llorar, no sólo porque lo echabas de menos, sino porque no querías culparlo por algo por lo que no podrías haber culpado a nadie.
Hoy es un día de esos en los que habrías querido irlo a ver al cementerio, pero el miedo a derrumbarte te habría vencido. Yo he vencido hoy ese miedo, y he venido a verte. Tu tumba reluce, brillante, entre las gotas que mojan e iluminan tu lápida, esa que dice que hace hoy un año ya que faltas.

Hoy ese ese día en que me tuve que atrever por ti a cerrarte los ojos en medio de un accidente, sabiendo que no estabas. Hoy es ese día en el que hace un año por fin visitaste el cementerio para ver a tu abuelo... Y quedarte allí con él para siempre.

hate

Volviendo al pasado...

Hay quien dice que no hay peor sensación que la de no ser corresponido. Se quivoca. Hay algo mucho peor. Peor que la angustia o el remordimiento, peor que no te amen y tú sí lo hagas, peor que te abandonen por alguien en quien confiabas, peor que te humillen. Es una sensación, un sentimiento, una realidad; y es mucho peor que todo lo nombrado junto. Se llama soledad. Se llaman ganas de gritar, preguntarte para qué chillar si nadie te va a escuchar.

A quien creíste amar te das cuenta de que apenas te gustó, de que no es quien creías que era. Rompe lo bonito del dulce recuerdo del pasado y arrasa con todo, quitándote lo único preciado que quedaba cuando adviertes que ya no tienes el amor: la amistad. Y te enfadas con él, y lo odias. Lo odias porque en el fondo sabes que jamás lo quisiste y él a ti sí. Lo odias por negar la verdad y por quererte hacer daño, aún sabiendo que jamás quisiste lastimarlo. Lloraste esperando que él lloraría, sufriste pensando que él lo haría, te obligaste a sentir un dolor que no era tuyo teniendo la certeza de que él también lo sentiría. Tú no lo podrías evitar, por mucho que lo quisieras. Tú, que velaste por él.
Tú, idiota.

Este mundo no entiende de compasión. Sólo hacer, causar dolor. Dañar, herir. Pero no matar. Sólo pretende hacer sufrir. Y cuando no te queda nada, cuando él te ha fallado, cuando tu mejor amiga también lo ha hecho.. ¿qué te queda? La rabia, el orgullo. El dolor de pensar en que habías confiado en alguien que más tarde utilizaría esa confianza en tu contra. Soledad, vacío, oscuridad. Tu imagen rota, triste y desoladora frente al espejo. Libreta y bolígrafo en mano, lágrima en la cara. Los cabellos alborotados, la mente hecha un lío, el corazón destrozado.

Quieres encontrar a alguien que repare todo ese dolor, esa sensación de traición. Y te gusta un chico, o quizás intentes obligarte a que te atraiga fuertemente. Es con el que siempre soñaste. Pelo ocuro, ojos verdes, sonrisa sincera. Pero, ¿qué sabes tú de él? ¿Qué sabe él de ti? ¿Qué sabemos ambos, yo, tú, él, el mundo, todos, qué sabemos del amor? Después de tanta confusión sólo puedo creer que no es más que una ilusión creada para romperte el corazón. Quieres que algo suceda entre el chico de mirada verde y tú, pero algo te lo impide. ¿Qué? No lo sabes en absoluto. ¿El miedo a ser rechazada? ¿El miedo a confiar y que vuelvan a herirte? ¿El miedo a que toda esa sensación de traición tan reciente vuelva a suceder? Quizás sea el miedo a que vuelva a pasar... creerte enamorada sólo para crear o fingir felicidad.

Hay quien dice que no hay peor sensación que la de tener el corazón destrozado. La hay, y es la de sentir que ya no tienes ningún corazón latiendo en ti...

miércoles, 1 de junio de 2011

Cumbres borrascosas

Sólo rezo una oración. La repito una y otra vez hasta que mi lengua se reseca. Catherine Earnshaw, no deseo que descanses mientras yo siga con vida... Yo acabé con tu vida, quiero que me persigas. Sé que hay almas que andan errantes, permanece conmigo siempre. Adopta una forma, ¡haz que enloquezca!
Pero te lo ruego, no me abandones en este abismo donde no puedo encontrarte...
¡Oh, Dios... no puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma...!