Cuatro días y ya eres parte de mí.
Oigo las gotas de lluvia sobre el cristal del tren por el que me despido de París, animando a mi mirada a perderse entre Montmartre y la Tour Eiffel.
Suena Tear en mi ipod.
¿Irónico? No, siento tristeza, pero las lágrimas no me vienen a visitar esta vez.
Sé que volveré.
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