domingo, 1 de julio de 2012

Porcelain

He soñado con un beso lento y dulce. El típico filtro blanco que llena de ternura e inocencia las escenas de algunas películas parecía cubrir, como un fino velo transparente de fragilidad, mi vista. Sentía que yo era ella, la chica besada que besaba, pero veía el beso desde otro punto de vista. Era la espectadora con mis ojos de lo que sentía con mi propia piel. Pero si yo era ella, ¿quién era él?

El chico de pelo castaño estaba delante de su cara. Una mano de piel olivácea separaba un mechón rebelde que escondía la femenina cara para guardarlo tras su oreja y acabar sobre su hombro desnudo. Mientras, su otra mano, la derecha, la cogía lentamente de la cintura para acercarla mejor a sí mismo. Él no lo sabía, pero el corazón de la chica empezaba a bombear la sangre con más ganas, más vitalidad. La robusta mano izquierda del chico viajaba hasta su cuello, sorteando la oreja con sus dedos, para poder así juntar mejor sus labios temblorosos con los de ella. Lo que ella tampoco sabía aún, era que el corazón del chico empezaba también a latir con más fuerza que nunca, a pesar de la falsa apariencia de calma externa. Cuando el beso se produjo, todo empezó a vibrar un poco. Con suavidad, como un murmuro, nada temblaba, pero el aire había decidido vibrar, como el dulce zumbido de una muda melodía que los llevaba a querer más de sí mismos poco a poco...

El beso inocente fundía pausadamente las dos bocas, cada una con sed de la otra, para irse transformando en una sola. La respiración de ambos era aún bastante tranquila, hasta el momento en que ella decidió dejar sus manos alrededor del cuello del chico, sobre el cual notaba una barba recién cortada, y descubría el acelerado pulso del corazxón que quería explorar.

Las pieles, a pesar de morenas, parecían de porcelana, contagiadas por la fragilidad de aquel primer beso...
                      

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