Sangre. Sólo beberé sangre.
Sangre que corrompa mis entrañas. Porque sólo cuando me rompo soy la mejor versión de mí misma. Sólo cuando me rompo y manchas negras cubren mis mejillas, me reconozco en el espejo.
Gris o azul, blanco o verde.
Podrida igual por dentro. Confundida entre dos bocas, perdida entre dos ciudades. Y tan sola como llegué al mundo. Tan sola como me iré.
Sangre. Sólo beberé sangre.
Y esa misma sangre alimentará mi sed de desgracia, mi sed de tristeza. La felicidad duró demasiado. Vino y opio, decía Anaïs Nin. Sangre y feas melodías para mí. On the rocks, por favor.
Porque sólo cuando estoy rota doy lo mejor de mí.
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