Gente, gente y más gente. Música que te gusta tanto como para sonreír toda la noche abrazándome por detrás. La multitud no nos separará. Bailamos, reímos, nos perdemos y ya no volvemos a encontrar a nuestro grupito. Qué más da. Te cojo de la mano y pareces no darte cuenta. Hace tiempo lo habrías notado. Pero ahora todos tus gestos están tan llenos de inocencia... Nada que ver con los míos.
Disfruto de la noche como no había disfrutado de ninguna en mucho tiempo. Tu pecho sobre mi espalda, tu brazo rodeándome los hombros, tu aliento en mi nuca mientras cantas como puedes canciones que te hacen sentir cosas que yo ya soy incapaz de hacer nacer en ti.
Y no, no te das cuenta. Que antes tenía miedo. Y aún lo tengo. Porque nunca me entiendes, aunque tampoco lo pongo fácil, lo reconozco. Si pudieras, por una vez, aprender a ver en mis ojos, en vez de mirarlos superficialmente mientras callamos... Pero este momento es tan perfecto, que nadie puede arrebatárnoslo. Admito que me siento ofendida porque no te des cuenta del tiempo: no las horas, no la noche, sino los instantes que se suman para formar lo que será un recuerdo que, de tan precioso, acabará resultando terriblemente doloroso...

Sin palabras... como siempre me dejan tus escritos... :D
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