Piel fría. Debí haber sabido leer entre líneas.
Y a pesar de las distancias,
¿no era más sencillo al sentir
mi mano sobre tu brazo?
E a pesar de las diferencias,
¿no aprendiste a amar
de otra manera?
En secreto, en tu silencio.
Éramos tesoros escondidos,
cada uno bajo el pecho del otro.
Es extraño, ¿no crees?
Sonreír
ante la amargura.
Llorar
ante la felicidad.
Antítesis humana,
vida.
Jamás creí en esto.
Nunca imaginé
nada similar.
Y sin embargo,
ahí estás.
Me pregunto
quién soy,
quién serás.
Sólo sé
que esta mañana
al despertar
(bajo una manta de caricias,
protegida por la muralla de tu cuerpo)
casi
saboreé la felicidad.
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