Una tarde aparentemente normal, pero el tiempo se volverá loco, como locas mis ganas de verte. Salgo de casa y llueve. He cogido el paraguas porque sé que tú no te querrás mojar, pero yo no lo utilizo, me gusta sentir la lluvia en mi cara.
Mientras camino por la calle el sol ilumina mi rostro húmedo y tímidas gotas mojan poco a poco mi melena… La gente me mira extrañada pensando, ¿por qué sonríe y no se esconde de la lluvia? ¡Porque no me gusta esconderme, porque me encanta disfrutar de cosas tan tontas como la lluvia!, quisiera gritar. Y sonreír infinitamente…
Llego y te veo entre coches que pasan y pensamientos fugaces que también vienen y se fugan de mi mente. Sin embargo, el gesto divertido e inocente de tu cara es inconfundible. Me acerco y siento que a cada centímetro que la distancia se acorta, crece mi ilusión… Te miro, te beso, te toco, sonrío más.
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