domingo, 27 de febrero de 2011

tendresse

Mírame. No, así no, no te vayas. Hazlo como lo hacías antes. Bueno, qué más da, ya te has ido. Me doy la vuelta. ¡Ah! ¿Quién me hace cosquillas? Ah eres, tú. Has vuelto. Estúpido, lo has hecho otra vez. Dibujas con pintura permanente una sonrisa en mi cara, al menos permanente para el resto del día. Levanto la mirada. Tus ojos. Un escalofrío y una sensación cálida a la vez. Timidez. Bajo la mirada. Tus labios, rosas. Me sonrojo, y veo que tú también. Nuestras mejillas, arden. Vuelvo a fijarme. Ahora me gusta como me miras. Inocencia. Sinceridad. Sentimiento. Empatía. Me gusta tu timidez, me gusta tu humildad. Me gusta tu mirada. Y tu sonrisa. ¿Dices que a ti te gusta la mía? No seas bobo. Para de ayudarme a crear falsas ilusiones...


Te vuelvo a mirar. Esta vez estamos más serios. Y siento que es más sincero, verdadero. Casi hasta real. Sentimiento efímero, momento ideal. Un ruido lejano nos despierta de ese sueño mutuo al que no acabamos de dar rienda suelta en la realidad. Balbuceas. Sonrío. Eres un sol. Me miras de reojo, parece que te guste verme sonreír. Al final me lo creeré. Para de tontear conmigo, estúpido. Giras la cabeza ligeramente. Una suave brisa nos acompaña. Calidez, juventud. Tu olor, tu esencia. Me llenas. Y antes de darme cuenta ya te he cogido de la mano. Ups, lo siento, yo... No me das tiempo ni ha decirlo. Me abrazas. Me envuelves. Me hechizas. Me haces volar...

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