domingo, 24 de julio de 2011

cansancio

Cada día odio más esta monotonía. Harta de inventar excusas que no tienen dónde ir. Cansada de preguntas formuladas sin sentido, sin respuestas, las cuales aparecen cada vez más y más. Quiero dejar estos días y volver al único lugar donde me siento bien, donde pertenezco. Parece mentira que unas simples puestas de sol y dos objetos más sean los suficientes para hacerme feliz... y para ayudarme a olvidar. Porque eso es lo que quiero, lo que necesito, olvidarlo todo, hallar el lugar adecuado donde quedarme sentada durante horas, mirando a la nada, esperando a algo misterioso sin saber qué es, ni si quiera si aparecerá. Volver días atrás, semanas, meses... Todo antes de que empezara a darme cuenta de cómo es la vida. Es muy bonito ser una niña, una niña a la que le gusta ser mayor, pero cuando se es mayor ya no parece ser tan bonito jugar a serlo. De repente un día despiertas, y a partir de ese instante sabes que algo está a punto de cambiar. Pasan días, y más días, y más días... Hasta que, sin darte cuenta ya han pasado tres años y eres completamente distinta a cómo eras cuando despertaste aquel día en el que supiste que ibas a cambiar.

Todo está entrelazado, todo lo que existe está atado mediante lazos o cadenas a algo, algunas veces, creemos que no pueden estar atados por nada, son dos cosas increíblemente opuestas, pero no nos damos cuenta de que hay un fino, resistente y transparente hilo de pescador por en medio. Día tras día descubres que nada tiene principio y quizás nada tenga final, porque hay demasiadas preguntas que ni la ciencia ni los mitos pueden resolver con certeza. Día tras día te das cuenta de que tienes más miedo a continuar, caminar a través de un bosque oscuro en el que hay pozos ciegos en los que sabes que caerás. Día tras día cuesta más ser como eres. Día tras día descubres que para encontrar la felicidad hay que fijarse en todo, en lo más enorme y lo más diminuto, en lo más molesto y lo más agradable, en lo más ruidoso y en lo más silencioso.

Día tras día, descubres, que las personas más felices son las que no sólo ven con los ojos, las que se fijan, miran hacia todas partes, buscan detalles, y descubren esos hilos de pescador invisibles para otros que los lleva de lo diminuto, a lo enorme; de lo molesto, a lo agradable; de lo ruidoso, a lo silencioso; de lo triste, a lo feliz.

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