domingo, 10 de julio de 2011

...It was the sweetest thing I had ever seen

Norah Jones, una libreta y bolígrafo y en frente una pálida luna creciente. Al lado del mar. Mi querido mar.

Sí, lo echo de menos. Pero creo que echo más de menos la idea, el sueño que tengo de él más que su persona real. No echo de menos sus labios, simplemente el deseo de sus besos. Borracha de mar, lo daría todo para tenerlo aquí ahora, a mi lado, a mi alrededor, atrapándome en sus abrazos. Susurrándome palabras de amor al oído, haciéndome cosquillas en el cuello. Lo daría todo, para que estuviera conmigo, en vez de en mis sueños.

La luna está tan bonita esta noche... Bueno, la única vez que considero que no está bointa es cuando se esconde del mundo, cuando hay luna nueva y me priva de su pura mirada.
Hoy parece un diminuto trozo de sandía. Un ojo cuyo párpado se está cerrando. Un monte torcido. Una sonrisa extraña. La falda de unas enormes enaguas.

El viento le cuenta a mi pelo historias de amor en susurros que soy incapaz de entender. Creo que el viento flirtea con mis ojos mientras intenta sacar a bailar una sonrisa de mis labios...
No dejo de escuchar "Broken", de Norah Jones. Me encanta la parte en la que canta "He's got a broken voice, and a twisted smile...". Aunque no soy el chico de la descripción, me he sentido incontablemente la protagonista de esa canción, como si hablase de una muchacha y yo fuese la chica de la que canta.

Pero no todo es tan bucólico e idealizado esta noche. Los mosquitos me están matando, tratando de alimentarse de la sangre de mi cuerpo. Y los pequeños murciélagos que vuelan cerca de mí, sin saberlo, me salvan un poquito cada vez que son ellos los que se alimentan de los mismos mosquitos.

No, quizás no es a él a quien quiera ahora a mi lado, aunque es la primera persona en la que pienso. Quizás sea cualquiera. Siento que siempre he estado sola y que alguien ahí fuera, tan perdido como yo siempre me he sentido, está esperando el momento menos pensado para venir a encontrarme. O quizás es sólo otra estúpida idea alimentada por las románticas, irreales y comerciales películas que tanto nos venden en amor...

Existe el amor? Creo que sí. Lo creo, cuando miro a mis padres. Me doy cuenta de ello, lo descubro. Creo en él, me sirve para mantener la fe y las esperanzas...
Aunque puede que la pregunta de verdad tuviera que ser: existe el amor
para mí?

El tiempo lo dirá. O la sonriente luna, o el silencioso, hechizante mar...

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