Érase una vez una niña tonta que soñaba y soñaba.
Soñaba con la lluvia y ver cada día un amanecer, soñaba
con crecer y tener la vida que no podría tener.
Érase una vez una niña ingenua que creía en el
amor y en que a ella también le podía suceder.
Creía en que las nubes eran de algodón y en que si
un día se perdía, volando en ellas podría volver.
Érase una vez una niña que un día se creyó bonita
y al siguiente tropezó y jamás se pudo levantar
después de caer…
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