jueves, 31 de marzo de 2011

sé un suspiro en mi tiempo




Se querían

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.


Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...

Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.


Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

Vicente Aleixandre

miércoles, 30 de marzo de 2011

Evitemos el miedo que un día nos paralizó


Devuélveme en un beso el aliento que me has agotado esta noche.




Ho voglia di te.

- Precisamente estaba pensando en ti... ¡estaba a punto de llamarte!
- Tengo ganas de ti.
- No has dicho "tengo ganas de verte", sino "tengo ganas de ti..."
- ¡Si, y te lo repito!
- Yo también tengo ganas de ti...
No dice nada más, abre el portal... Subo los escalones, veloz, como un rayo hasta el último piso, sin pararme, incluso de cuatro en cuatro. Y cuando llego se abre el ascensor, es ella.
Besándola, sin tregua, sin dejarla respirar.
Le robo la fuerza, el sabor, los labios, le robo hasta las palabras. En silencio. Un silencio hecho de suspiros, de su camiseta que se abre, del gancho de su sujetador que salta, de nuestros pantalones que se bajan, de la barandilla que se mueve, de ella que se ríe haciendo "shhh" para que no la oigan, de ella que suspira para que yo no me corra, al menos no enseguida. Y extrañas posturas en aquella trampa de piernas... Después cabalgarla otra vez y correr juntos, nosotros, estúpidos, salvajes, apasionados, caballos enamorados... sí, enamorados.
Su cabeza hacia atrás, su pelo suelto, se mueven frenéticos, casi querrían saltar, como nuestro deseo. Ella se acerca a mi oído lentamente, susurra despacio:
- Me corro...
Pero un último beso nos hace corrernos juntos.
Casi exhausta, suda mojada... Con el pelo que se le pega a la cara y se ríe con ella. Nos abrazamos juntos así, acurrucados en el suelo, vencidos. Esperando un inútil veredicto: empatados en puntos... Y sonriendo nos besamos.
Me escondo entre su pelo, me apoyo en su cómodo pecho. Descanso tranquilo. Mis labios cansados, felices, satisfechos en busca de una sola respuesta:
- Gin...
- ¿Sí?
- No me dejes...
No se por qué, pero lo digo. Y casi me arrepiento.
Ella se queda un momento en silencio. Después, cariñosa, coge mi cabeza entre sus manos y me mira. No es una pregunta. No es una respuesta. Me da un beso y otro, y otro más. No dice nada más, sólo me sigue besando.
Y yo sonrío.
Y acepto encantado esa respuesta.

lunes, 28 de marzo de 2011

sensación primaveral

Volar, lejos. Tocar la luna, flotar más allá del cielo. Sonreír para sentir tus latidos, abrir los ojos para sentir tu aroma. Abrazarte, dejarte calarme más hondo. Dejarme hechizar por tu esencia, tu boca, tus manos sobre mi cuello. El momento, el sentimiento que crece. Y en instantes así, ver que todo mi miedo se desvanece. Flotar más allá del cielo, más allá del universo, lugares utópicos jamás visitados por la avaricia, la envidia, el temor, el odio. Lugares tan bonitos como tu risa, tu mirada; utopía, como la de tenerte a mi lado… Tú.

¿reglas?

- ¿En qué estás pensado? ¿En tus padres?
- No, pensaba en ti.
- ¿Y en qué pensabas, si ni siquiera me conoces?
- Pensaba en lo bonito que es cuando no conoces a alguien pero lo tienes al lado, en los problemas que no tienes, en cómo te lo imaginas, en los juegos de la fantasía, en que vas donde quieres.
- ¿Y adónde has llegado?
- Lejos.
- Tú en mi lugar no puedes ponerte nunca, como tú dices: es la regla.
- ¿Sabes para que sirven las reglas?; para no lanzarse mucho en una historia, porque enamorarse le da miedo a todos. Entonces es más fácil esconderse detrás de la fantasía. El príncipe azul no existe. Amar es otra cosa: Es aceptar a una persona con sus defectos y errores.


printemps

Discover me, discovering you.
And if you want love, we'll make it.
.










aah, douces fraises.

sábado, 26 de marzo de 2011

bronce

La vi en la lejanía, cruzando la calle, pasando por el paso de cebra. Y como era ya costumbre, quedé embobado al contemplar su belleza resplandeciente al sol. Una fría brisa le había acariciado el rostro al girar la esquina, enredando sus finos cabellos y apartándolos de su rostro de marfil. Fue esa misma brisa gélida la que la había echo estremecerse de frío, pude notarlo incluso a bastantes metros de distancia. Cuando el semáforo se puso en verde, dando paso a los peatones, ella dejó las sombras de la calle anterior y penetró en un ancho haz de luz que iluminaba toda la carretera, desde el principio hasta el final del paso de cebra. Los edificios que nos rodeaban, junto con algunas tristes y solitarias nubes del cielo, impedían que el sol llegara más allá del asfalto, dejando las aceras a la sombra. Mientras caminaba, su pelo iba adoptando nuevos matices, nuevas texturas. Era hermoso. El sol se reflejaba en su pelo de bronce, y mostraba esos tonos anaranjados y rojizos que desaparecían cuando el sol se ausentaba. Parecía que sus propios cabellos brillaran e irradiaran luz, una luz cálida y hermosa, dulce y tierna, como ella misma. Sus ojos marrón oscuro sobresaltaban en su pálido rostro y su pelo brillante. En ellos había la soledad que esos días la acompañaba. Sí, yo lo había notado. Yo había sido el único –por lo que parecía- que se había dado cuenta de que pasaba por unos días tristes y deprimentes. Lo podía ver en sus sonrisas forzadas, que no eran como las mismas que solía contagiar al mundo entero de hacía ya varias semanas.

A pesar de que me dolía, de que me agujereaba y quebraba el corazón verla tan apagada, tan carente de felicidad, tan sola… no sabía qué hacer. No podía acercarme a ella como antes habría hecho, darle unas palmaditas amistosas en la espalda y sonreírle, instándole a contarme qué le pasaba. No, no podía hacerlo. Primero, porque no sabía cómo hacerla sonreír. Segundo, porque temía tanto a un gesto frío suyo, que me destrozara por completo el corazón, que no tenía el valor suficiente para acercarme a ella. Y tercero, pero no por ello menos importante, porque en el fondo, por muchas falsas esperanzas e ilusiones en vano que me hubiera echo, sabía que yo jamás sería lo suficientemente bueno para ella. Además, yo para ella no era más que un amigo. Amigo. Una palabra llena de sonrisas y buenas vivencias, pero tan vacía y carente de sentido a su vez… yo quería más. Quería que sintiera hacia mí, por lo menos, una cuarta parte de mi amor hacia ella. Un beso, tan sólo un leve roce de sus perfectos y redondeados labios acaramelados me haría el hombre más feliz del mundo. Y no, ya no me importaba ser cursi, ya no me importaba lo que dijeran el resto de tíos, yo sólo la quería a ella.

Abrazarla y hundir mis dedos, enredarlos entre su lacio pelo. Besarla en el cuello, en las mejillas, en la boca. Sentirla muy cerca de mí, cerrar los ojos y aspirar su aroma, oler su delicioso perfume a coco que tan bien la distinguía. Y sobretodo, protegerla. No sabía de qué, no sabía de quién o de qué, si bien pudiera ser de una malicia anónima o de la tristeza que inundaba ahora mismo su alma. Pero protegerla de cualquier cosa que le impidiera sonreír y mostrarme su bella, sincera y alegre sonrisa. Despertando de mis sueños, advertí que ya estaba en clase. El timbre estaría a punto de sonar, y aún y así todos los alumnos de la clase permanecían de pie y en desorden. Sólo ella estaba sentada, como siempre, en primera fila, con los libros preparados y gesto ausente.
Era como si nadie se diese cuenta de que ella también estaba allí. Ni siquiera su mejor amiga, que permanecía en esos momentos a su lado, le hacía mucho caso. Se dedicaba a gritar, reír y pavonear descaradamente con el resto del grupo de chicas que las rodeaban.

Cuando por fin sonó el timbre y la profesora de catalán entró puntual a clase, algo me sobresaltó. En vez de empezar a alzar la voz tratando de poner orden en clase y cerrar la puerta detrás suyo, la dejó abierta y se dirigió directa al asiento de Clara. Le tocó el brazo, y ella la miró. La profesora le susurró algo al oído que pareció llamar la atención y despertar algo de interés en su rostro ausente. Clara la miró sorprendida, y una tímida sonrisa se dibujó en su rostro. Era una sonrisa leve, ligera, con un leve reflejo a tristeza, pero sincera. Al fin. Y entonces, cuando se levantó de golpe, bruscamente, justo delante de la profesora y salió corriendo de clase con la sonrisa todavía intacta en su boca, me pregunté qué le habría dicho la profesora. Ojalá yo pudiera saberlo, y hacerla sonreír así también entonces. Pero yo, a pesar de haber notado su estado de agonía esos últimos días, no había sido tan observador como mi profesora de lengua catalana. ¿Cómo iba a saber entonces, que lo que le acababa de decir sería mi perdición, la causa porque, semanas después, yo me hallara casi en el mismo estado que ella?

la vie en rose

Des nuits d'amour à plus finir
Un grand bonheur qui prend sa place
Des ennuis, des chagrins s'effacent
Heureux, heureux à en mourir.

viernes, 25 de marzo de 2011

au revoir


Desde que te conocí algo despertó dentro de mí. Ya no era esa chica ausente, vacía, a la que todos miraban pero nadie escuchaba. Me sentía sola, y tú me cobijaste, me diste consuelo, y lo más importante: me escuchaste. Desde aquella noche en que supe cuánto te amaba no paré de soñar con tu sonrisa y tus labios, no paré de soñar con que siempre estaríamos juntos... Especialmente después de nuestras promesas. Pero hoy las has roto. Todas y cada una de ellas, lo creas o no. Me has dicho adiós, me has roto el corazón, te has ido, parece ser que para siempre. Y todo ha sido desde un principio... por mi culpa.

Desde el día en que te vi, supe que serías alguien importante para mí. A pesar de no poder evitar sentir arrogancia hacia ti en un principio, en seguida te ganaste mi cariño. Después nuestra amistad se forjó y forjó tanto... que acabé amándote, incluso sin saberlo. Desde que rocé tus labios, sentí tu aliento sobre el mío, me rodeaste de aquella manera con tus brazos... Soñé y le di mil vueltas. Soñé con estar cada día a tu lado, sentir tu presencia y tu piel sobre la mía a cada instante de mi vida... Soñé con amarte y sentirme amada siempre, siempre a tu lado. He añorado tantas veces tu sonrisa... especialmente transcurridos pocos segundos de tu adiós. Te he buscado tanto, y por fin te he hallado... He soñado mil veces contigo, e inconscientemente siempre he sabido que has sido mío, que siempre has sido aquél al que yo tanto necesitaba amar. Sí, amar es la expresión correcta. Ya no sólo siento amistad hacia ti, es muchísimo más que eso. Creo que lo sabes demasiado bien, a pesar de que alguna vez he encontrado duda en tu mirada. Pero necesito que sepas que daría mil y una veces mi vida, por muy tenebrosa que fuera mi muerte, para salvar la tuya. Quizás nunca te lo haya sabido demostrar, y por eso me voy. Irte tú sería la idea equívoca, y yo no quiero que cometas errores de los que no vas a aprender.

He soñado tanto a tu lado... incluso en mi soledad, he soñado que soñaba a tu lado. He soñado atardeceres y noches a tu lado, charlando, como siempre hemos hecho y como siempre creí que sería... He soñado dulces veladas en el paraíso de tus brazos, he soñado con tus labios incluso mucho antes de conocerlos o ansiar tanto tocarlos, besarlos. He soñado pasar toda mi vida y más junto a la tuya. Pero los sueños... ¿Sueños son al fin y al cabo, no? Y los sueños, sueños se quedan. He luchado mucho para conseguir mi objetivo, tú, mi ángel. He luchado tanto por ti... que es ahora, justo después de tu erróneo adiós, cuando me doy cuenta de que todo quizás haya sido en vano. Eres demasiado para mí, ambos lo sabemos. No quiero más discusiones, no quiero más lágrimas y no quiero que te vayas... No.
Me rindo ante ti, alzo los brazos y te enseño mi bandera blanca. Te soy sincera. Te quiero, y no es justo que seas tú el que se vaya. No es justo desterrarte de tu hogar.

Voy a seguir siéndote sincera. He soñado que mientras escribía estas palabras tú venías a abrazarme y a pedir perdón por algo que no lo merece... He soñado que secabas mis lágrimas y que arrugabas este papel, lo arrojabas al fuego antes de leerlo. He soñado que no te habías ido ni jamás lo harías... Pero los sueños, sueños son; y en sueños siempre se quedan...
Y tú has sido el sueño más hermoso que jamás habré vivido, lo sé. Pero dentro de unas horas despertaré de nuevo en mi ciudad, y todo no habrá sido más que un sueño del que me será difícil desprenderme.
Lo siento.

ferozmente



E  V  Ó  R  E



martes, 22 de marzo de 2011

a sa lluna no s'hi pot anar per ses estrelles amb un velomar

Verano, tiempo mediterráneo, ya me susurras en tono ronroneante al oído promesas de eternos paseos al lado del mar...




dime




¿Cómo puedo apreciar la luna llena de esta noche, si me alumbras con tu mirada mágica, que me enamora y me hechiza...? ¿Cómo voy a disfrutar del amanecer si tus cabellos de cobre no rozan mi pecho al apoyarse sobre él? ¿Cómo seré capaz de despertar en la fría realidad del mañana si no es tu esencia lo primero que respiro al colarse el sol por mi ventana...?
Dime, ¿cómo puedo vivir si mi corazón lo tienes tú, y tú no estas cerca mío...?

 

and i'm perfectly lonely


Trato de pensar en ti entre el ruido de la lluvia en mi ventana y una voz de alguna cantante italiana. Mis pensamientos se confunden con falsos recuerdos que nunca sucedieron…

Falsas sonrisas y caricias que jamás tuvieron lugar en la playa, en todos esos sitios que yo tanto adoro. Todos esos lugares a los que no me llevaste. Todas las disculpas que me pediste, son en realidad cenizas inexistentes.

Ese corazón que latiría al mismo ritmo que el mío, todas esas acciones que hoy trato de tachar de cursis, pero que tanto duelen sin tu compañía.

Tu fotografía en blanco y negro, escondida entre apuntes y caprichosas sonrisas, jamás la estreché contra mi pecho. Una rosa blanca que paseó cogida de mi mano, mientras la otra acariciaba la tuya se pudrió entre orquídeas y margaritas…

El libro que jamás me dedicaste, la canción que no intentaste ni siquiera escribirme, el suspiro de mis labios que nunca te perteneció; todos los detalles insignificantes de nuestra historia hoy bombardean mi cabeza…

Giro la cara a la blanca pared que me mira, cruel y vacía como me siento, en un intento de esconderme de la realidad… De reojo intento visualizarte entre las gotas que se escurren por mi ventana, pero no te veo…

Todos esos sentimientos reprimidos que jamás descubriste…

Porque jamás apareciste.

domingo, 20 de marzo de 2011

Hora tras hora, día tras día




Hora tras hora, día tras día,
entre el cielo y la tierra que quedan
eternos vigías,
como torrente que se despeña
pasa la vida.

Devolvedle a la flor su perfume
después de marchita;
de las ondas que besan la playa
y que una tras otra besándola expiran.

Recoged los rumores, las quejas,
y en planchas de bronce grabad su armonía.

Tiempos que fueron, llantos y risas,
negros tormentos, dulces mentiras,
¡Ay!, ¿en dónde su rastro dejaron,
en dónde, alma mía?


Rosalía de Castro

...et la Lune s'est moquée de moi



Son días en los que te sientes mal. No hay canciones ni libros que te reconfroten. Te sientas frente a la televisión para dejar pasar las horas muertas. El mundo va demasiado rápido y has perdido varias veces el turno para subirte al tren de la Tierra. Creías que iba a ser más fácil. Siempre lo pensaste, creías en ello ciegamente. Ahora no sabes qué decir, qué hacer, ni siquiera sabes qué comer. Sólo te apetece quedarte hecha un ovillo bajo el edredón, esperando a que el tiempo te acompañe, deje de hacer un jodido y brillante día de primavera y se ponga a llover de una vez. Quieres oír las gotas sobre tu persiana, porque si recuerdas el sonido te parece que algo se rompe. Y así siente sque hay algo más roto a parte de tí, de tu corazón, de tu mente, tu alma. Y el problema es que nadie te ha roto, tampoco nadie sabe suturarte las heridas.

Toda la perversión, el sexo, las bebidas, la fiesta, la noche, las luces, los colores... todo se apaga, ya nada te divierte. Has olvidado a disfrutar. Estás ausente, y no sabes cuánto durará. Bécquer y Neruda no te reconfortan. Tampoco te puedes esconder entre los brazos de Rosalía de Castro, ni siquiera ella te entendería a pesar de su eterna saudade. Moccia te parece ridículamente ñoño. Ves el mundo demasiado cruel cuando escuchas cualquier detalle que indica desigualdad, injusticia, maltrato... Dolor. Miedo.

¿Para qué vivimos? Los renacentistas dirían que es una oportunidad que se nos da para disfrutar. Carpe jodidamente diem. Los barrocos discutirían que se nos trae al mundo para sufrir, que cada día que pasamos es un día más que morimos, un instante más cercano a nuestra muerte, a la Nada. ¿La Nada? ¿Por qué es nada? Porque nada es ausencia de algo. Ausencia de dolor, por ejemplo.

Nunca me ha gustado pensar demasiado, pero estos últimos meses no sé hacer otra cosa. Necesito tirarme de 10 metros de altura hacia el mar, necesito volar en paracaídas, ir en moto a toda velocidad sin casco, necesito sentirme viva y dinámica para no sentir que por dentro estoy un poco muerta, cada día más apagada y descolorida. Es como si todos los colores de los que me habían pintado hasta ahora se destiñeran sin motivo alguno, sin razón aparente.

La Luna hoy no es cruel. Se ríe de mí, pero veo en el fondo de sus mares tristeza, como un destello de melancolía en los ojos de alguien. Sus cráteres son profundos como mis heridas sin curar. Se ríe de mí porque me entiende, porque ella un día se sintió así de sola y tampoco supo qué hacer. Hasta que aprendió a cómo sobrellevar la soledad. Yo busco ese cómo. Debajo las piedras, en el teclado de mi ordenador, en lo más hondo de mi corazón. En unos ojos lapíszuli que ya no veo y que están demasiado lejos de aquí, en los abrazos que ya nadie me da. En esos "te quiero" que no se dicen pero que deberían demostrarse más a menudo. Quizás si me hubieran dicho más veces "te quiero" yo también lo diría con más facilidad, pero me es imposible. Me gana el orgullo, me vence el miedo al dolor...




j'ai demandé a la Lune...


p e r i g e o    l u n a r




jueves, 17 de marzo de 2011

sempre a prop

Dos paraules, dos persones i un sentiment. Quan creus que tot s'ha caigut, tot s'ha derrumbat, només en queden les ruïnes, quan sents que el teu cos aviat es rendirà, saps que no tens forces per continuar, has malgastat fins l'última esència del teu alè, esperant sempre una nova oportunitat, amb esperances que s'esgoten fàcilment, sense ganes de res, ni de menjar, ni de somriure ni de res... Quan ja has gastat fins l'última paraula d'amor, sense esperances al final, sabent que no et queda res mes que la soledat
És potser llavors quan sembla que algú, no saps qui, però sembla que algú ha escoltat les teves pregàries vagament, i els teus ulls s'omplen de nou de llàgrimes esperançadores... Semblava que ningú escoltava els teus crits, els teus plors silenciosos, semblava que estaves sol, pero t'adones que portaves una bena als ulls que t'impedia veure tothom qui estava al teu voltant... Qui et dedicava un somriure quan tu només podies respondre amb llàgrimes, qui et mirava amb ulls tristos i preocupats quan et veia de lluny suspirar... És llavors, quan potser veus que, al cap i la fi, no estaves tan sol.

une femme

Huele a libertad. Las garras de tus golpes no me encerrarán nunca más. Porque una mujer es más que una persona. Es belleza y alegría, es amor y sabiduría. Porque la mujer no es una espina, la mujer es una rosa. Una mujer es una vida, sentimientos, emociones. Una mujer es la vida.



te diría tantas veces gracias con un te quiero...

Odio todas aquellas veces que te hice callar. Porque ahora lo único que puede darme fuerzas para continuar es oír de nuevo tu voz. No sé que tienes, quizás nunca lo llegue a saber. Pero es por esa intriga que deja tu sonrisa en mis pensamientos durante toda la semana por lo que te admiro, te quiero y te extraño. Te echo de menos, demasiado. Duele no olerte como cuando me abrazabas. Recuerdo los momentos en el tejado y me derrumbo como las ruinas de aquella casa escondida en la que pasábamos las noches contemplando las estrellas entre besos y cosquillas. Supiste escucharme, me cogiste de la mano y tiraste de mí hasta mucho más allá de la superficie. Me hiciste volar, lejos, a lugares desconocidos, más allá del universo…
Por ello te necesito de nuevo. Necesito que me mires y me toques. Que me despiertes de esa manera tan dulce, junto a ti.
Pero el tiempo se agota, se acaba, se escurre, muere. Al fin y al cabo tú y yo no estaremos siempre juntos. Una vez dijiste que éramos dos gotas de agua con diferente físico pero el miso alma. No creía en la espiritualidad, pero sigo viéndonos como dos gotas de agua que inician su recorrido juntas, pero luego se separan, porque otras lágrimas del cielo se interponen en el camino, hasta que llega el momento en que chocan contra el suelo rompiéndose en mil...

miércoles, 16 de marzo de 2011

yo te lo cuento y tú no me crees


Con trocitos de lo verde del jardín hace enteras las mitades y las pega para mí, en montones de esperanza, en pedacitos de canción. Si los coges me compones, eso es lo que creo yo…
Y con tanto y con tan poco se hizo grande la ilusión, se acercaron las distancias. Dejamos clara la intención de ser todo lo que somos, el dos en uno y uno en dos…


Y es que tiene un corazón que no le cabe, que se muere si le faltas. Sólo entiende lo que dices si lo dices sin palabras. Por eso siempre te persigue y sin pedirlo te lo pide, hasta que se puede oír su voz haciendo tiempo en tus sentidos, reinventando los motivos, y no sé decir, no sé decir…
Con trocitos de las cosas que le di hizo pequeños los mares y los alejó de mí. Y aunque nunca fueron grandes, aunque jamás los entendí, hoy los siento tan extraños que si me acuerdo sólo puedo sonreír…

sábado, 12 de marzo de 2011

Je ne sais qu'il pleut

Llueve en mi ventana, llueve ahí fuera. No hace frío, pero yo siento mi corazón helado. Tan gélido, que si cayera al suelo se haría trizas en apenas unas milésimas de segundo. Tú no estás... No quiero que estés. La monotonía me ha devorado y he sucumbido a ella, me he rendido. Se acabaron los largos paseos y risas junto a la playa de diciembre, se acabaron los crepúsculos viendo el mundo pasar, sabiendo que a nuestros pies había miles de vidas ajenas a nuestros besos. Se ha acabado todo... Necesitaba que se acabaran las complicaciones y mis dolores de cabeza, preferí cortar de raíz. Duele demasiado si dejas crecer un sentimiento que te come y que, en el fondo, sólo te hace daño.

Llueve en mi persiana, llueve en mis párpados. La Luna que nos espiaba y que tanto me envidiaba no sabe por dónde salir, cómo escapar. Yo tampoco sé a dónde iré, tampoco sé si me quedaré aquí para siempre. Si volveré a caer en tus brazos o en los de otro, no sé si me enamoraré pronto o si seguiré aillando mi corazón con fuertes muros durante mucho tiempo. No lo sé, no sé nada. Sólo sé que hoy es día de lluvia.




viernes, 11 de marzo de 2011

día rojo



- ¿Conoce usted esos días en que se ve todo de color rojo?
- ¿Color rojo? Querrá decir negro.
- No, se tiene un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado: estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles. De repente, se tiene miedo y no se sabe por qué. ¿Le ha ocurrido a usted alguna vez?
- Sí.
- Pero cuando me pasa, lo único que me va bien es coger un taxi e irme a Tiffany. Me calma enseguida... La tranquilidad y el aspecto lujoso que tiene, ¡nada malo podría ocurrirme allí!

lunes, 7 de marzo de 2011

¿Capaz o incapaz?


Dichosa Sophie…el juego se había puesto en marcha de nuevo. Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico, ¡qué gozada! Era lo mejor del mundo. Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, coca, crack, chutes, porros, hachís, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD, ¡éxtasis! Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la nocilla y los batidos de plátano. Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Pill, Mariel, la pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford. Mejor que la cara B de Abbey Road, que los solos de Hendrix. Mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los tratos del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro. Todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson. Mejor que Woodstock y las rages más orgásmicas, mejor que los excesos del Marqués de Sade, Morrison y Castaneda. Mejor que la libetad, mejor que la vida.


inciso en el tiempo


Me escondo tus brazos, aspirarndo tu esencia. Cierro los ojos y le suplico al tiempo que no pase, no vuele, no corra... no exista.
Te cojo más fuerte y siento tu piel, para saber así que reales, tú y este momento.

Abro los ojos y te veo dormir. Escucho tu respiración, profunda y tranquila; me siento bien.
El ritmo de tu pecho hace melodía con la brisa que baja de tu nariz, y con una acción tan simple, rutinaria y necesaria, me enamoras, me hechizas más... Tengo miedo de que despiertes y no pueda evitar decirte te quiero. Así que cojo las finas sábanas y me tapo, me escondo, desaparezco. Te despiertas entre ronroneos y bajas a mi mundo, para compartir tu primer momento en estado de vigilia conmigo y mis labios...
Al salir de mi cobijo, nuestra morada, dejo las sábanas volar, huir... Para poder así
 obtener el resto del calor que necesito en esta fresca tarde de primavera, en tu cálida piel.






viernes, 4 de marzo de 2011

si no fuéramos tú y yo

 
"Cuántas veces he tenido sexo con personas en sueños y al día siguiente no he osado ni saludarlas, pensando que en el <<Buenos días>> se notaría la buena noche que hemos pasado..."
 
 
Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo