viernes, 25 de marzo de 2011

au revoir


Desde que te conocí algo despertó dentro de mí. Ya no era esa chica ausente, vacía, a la que todos miraban pero nadie escuchaba. Me sentía sola, y tú me cobijaste, me diste consuelo, y lo más importante: me escuchaste. Desde aquella noche en que supe cuánto te amaba no paré de soñar con tu sonrisa y tus labios, no paré de soñar con que siempre estaríamos juntos... Especialmente después de nuestras promesas. Pero hoy las has roto. Todas y cada una de ellas, lo creas o no. Me has dicho adiós, me has roto el corazón, te has ido, parece ser que para siempre. Y todo ha sido desde un principio... por mi culpa.

Desde el día en que te vi, supe que serías alguien importante para mí. A pesar de no poder evitar sentir arrogancia hacia ti en un principio, en seguida te ganaste mi cariño. Después nuestra amistad se forjó y forjó tanto... que acabé amándote, incluso sin saberlo. Desde que rocé tus labios, sentí tu aliento sobre el mío, me rodeaste de aquella manera con tus brazos... Soñé y le di mil vueltas. Soñé con estar cada día a tu lado, sentir tu presencia y tu piel sobre la mía a cada instante de mi vida... Soñé con amarte y sentirme amada siempre, siempre a tu lado. He añorado tantas veces tu sonrisa... especialmente transcurridos pocos segundos de tu adiós. Te he buscado tanto, y por fin te he hallado... He soñado mil veces contigo, e inconscientemente siempre he sabido que has sido mío, que siempre has sido aquél al que yo tanto necesitaba amar. Sí, amar es la expresión correcta. Ya no sólo siento amistad hacia ti, es muchísimo más que eso. Creo que lo sabes demasiado bien, a pesar de que alguna vez he encontrado duda en tu mirada. Pero necesito que sepas que daría mil y una veces mi vida, por muy tenebrosa que fuera mi muerte, para salvar la tuya. Quizás nunca te lo haya sabido demostrar, y por eso me voy. Irte tú sería la idea equívoca, y yo no quiero que cometas errores de los que no vas a aprender.

He soñado tanto a tu lado... incluso en mi soledad, he soñado que soñaba a tu lado. He soñado atardeceres y noches a tu lado, charlando, como siempre hemos hecho y como siempre creí que sería... He soñado dulces veladas en el paraíso de tus brazos, he soñado con tus labios incluso mucho antes de conocerlos o ansiar tanto tocarlos, besarlos. He soñado pasar toda mi vida y más junto a la tuya. Pero los sueños... ¿Sueños son al fin y al cabo, no? Y los sueños, sueños se quedan. He luchado mucho para conseguir mi objetivo, tú, mi ángel. He luchado tanto por ti... que es ahora, justo después de tu erróneo adiós, cuando me doy cuenta de que todo quizás haya sido en vano. Eres demasiado para mí, ambos lo sabemos. No quiero más discusiones, no quiero más lágrimas y no quiero que te vayas... No.
Me rindo ante ti, alzo los brazos y te enseño mi bandera blanca. Te soy sincera. Te quiero, y no es justo que seas tú el que se vaya. No es justo desterrarte de tu hogar.

Voy a seguir siéndote sincera. He soñado que mientras escribía estas palabras tú venías a abrazarme y a pedir perdón por algo que no lo merece... He soñado que secabas mis lágrimas y que arrugabas este papel, lo arrojabas al fuego antes de leerlo. He soñado que no te habías ido ni jamás lo harías... Pero los sueños, sueños son; y en sueños siempre se quedan...
Y tú has sido el sueño más hermoso que jamás habré vivido, lo sé. Pero dentro de unas horas despertaré de nuevo en mi ciudad, y todo no habrá sido más que un sueño del que me será difícil desprenderme.
Lo siento.

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