Me gustaría poder hablarte con sinceridad, decirte cómo me siento, cuánto duele el callar.
Grito pidiendo ayuda y suplicando compañía, pero los oídos de quien me rodea están tan sordos que ya ni oyen si quiera, a modo de susurro, el gran estruendo que produce mi corazón a cada brecha que lo rompe...
Oí una vez que suspiras cuando te sobra aire porque te falta alguien... Así pues, yo debería estar ahogada en un mar de suspiros desde hace tiempo, demasiado tiempo. ¿Sabes de qué te hablo? De ese vacío que, paradójicamente, te llena tanto que crees que serás incapaz de sentir algo más que lágrimas sobre tu mejilla alguna vez...
Quisiera explicarte las emociones que explotan dentro de mí, a pesar de que exteriormente simulen ser, convenciendo a tus ojos, invisibles. Desearía describirte el más mínimo detalle de lo que siento y cómo lo siento, pero.. ¡no puedo! Hay demasiadas cosas en mi cabeza, entrelazándose entre ellas y desordenando más aún mi mente.
¿Y cómo actúas entonces?
Cuando si lo escribes sientes más profundo el dolor, cuando si lo explicas eres incapaz de describirlo, cuando si lo intentas... te pierdes más aún en el laberinto en el que tú misma te has encerrado, del que es imposible escapar, ni siquiera con una mano pegada a la pared...
¿Qué haces entonces?
Callas, y deseas internamente poder contárselo a alguien como tú, alguien invisible, alguien transparente, alguien... inexistente.
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