En unos segundos tendré que volver a bajar, casi he llegado a mi destino. ¿Pero por qué siento que es precisamente mi destino lo que dejo en este tren viejo y vacío?
El chico de ojos de mar, mar que tanto amo, mar de libertad que tanto ansio, va a quedar atrás. Quisiera tener suficiente seguridad en mí misma para acercarme y hablar con él, qué sé yo, de cualquier cosa. ¿Por dónde empezaría? No sé. Un simple, “Hola, ¿Suena muy idiota si digo que atrapada en tus brazos me sentiría liberada de esta jaula de realidad? Sálvame del mundo entero.”
Pero es hora de dejar de soñar, sólo yo tengo pensamientos tan absurdos en trayectos tan cortos, lo sé. Lo creo. O quizás es lo que me hacen creer. ¿Quién? Todo el mundo, mundo que me aterra, mundo que me esclaviza sin saberlo. Estúpidos sueños de enamoramiento fugaz.
Ojalá supieras lo que me has hecho sentir en una sola canción, chicos de ojos de mar…
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