domingo, 10 de abril de 2011

en el cielo de mis pensamientos...


Suena una guitarra española. Y me recuerda que no pertenezco aquí, a ningún sitio. Que mi alma está dividida y hay un pedazo de ella en cada rincón del mundo o, quien sabe, quizás del universo. Escucho Blue Spanish Sky, y me dejo llevar. No sé si es la voz sensual de Chris Isaak o esos acordes los que me enamoran. La gente sobrevalora la patria. Pero reconozco que cuando estás lejos de donde provienes, echas de menos el lugar.

El cielo de hoy se va apagando, pero el clima primaveral sigue arropándome del frío invierno ya pasado. Estoy sola en casa. Enciendo una vela. Quisiera pensar en alguien, pero no tengo nadie en quién pensar. Y en cierto modo, lo prefiero así. El amor también está sobrevalorado. Todos lo idealizamos, yo la primera. Buscamos persona tras persona las sonrisas que no nos dio la anterior. Actuamos con inquietud, pero también con crueldad.  A veces deseamos amar, y otras dejar de ser amados. Todos buscamos la sensación la hierba bajo los pies, el sonido del mar, la lluvia refrescante sobre la piel, el silencio de un beso secreto... Y nos avalanzamos sobre todo lo que está a nuestro alrededor, arrasamos. Los capitalistas hacen de ello un negocio, y venden el amor a personas que creen que sólo comprándolo lo tendrán.

Blue Spanish Sky me excita. Es una canción triste, pero me hechiza. Su melodía, la tranquilidad que desprende... No es lo que acostumbro a escuchar, es uno de mis pequeños secretos. Como este rincón, en el que plasmo ideas, realidades o fantasías que se me ocurren o me suceden a diario. Pensamientos, opiniones como ésta. Me gusta saber que hay un pequeño lugar en la inmensidad del mundo de los cibernautas, muchos de los cuales recurren a Internet también como manera de esconderse y tener intimidad. Es curioso que en un mundo y una época como en la que estamos, busquemos la intimidad en blogs o páginas web similares. Es curioso que compartiendo lo que llevamos más escondido en nuestro interior a millones de personas, nos sintamos en intimidad. Redes sociales, móbiles, satélites... En realidad la intimidad de verdad no existe. Todo pertenece a Mark Zuckerberg. Pero decimos que es intimidad, porque ni él ni nosotros sabemos que nuestra intimidad tiene propietario.

Chris Isaak deja de susurrarme al oído y pulso replay. A veces me sucede, me encapricho con una canción y ya no hay quien me separe de ella durante un tiempo. Días, horas, a veces incluso semanas. Si se trata de meses o años, se trata de un clásico. Quizás no en el mundo de la música, pero sí en el mío. Me gusta pensar que en un planeta tan grande todos somos un mundo. Todos tenemos manías sin descubrir que sólo nosotros sabemos... o que a veces incluso desconocemos.


Me siento profunda. No sé porque escribo. Quizás eche de menos mi diario. Ese cuaderno lila escondido entre apuntes para que mi madre no lo leyera como hacía cuando era una cría. Papel y bolígrafo sustituído por monitor y teclado. Tarde o temprano pasaría, ¿no? Supongo que es menos esnob y sofisticado escribir un diario que un blog. Pero es más personal. Son los secretos de verdad, aquello que no te atreves a decir. Desde opiniones políticas radicales hasta fantasías sexuales con los gilipollas más imbéciles que jamás hayas podido conocer. Pero pensamientos que, al fin y al cabo, pertenecen a tu vida, a ti. A tu cuaderno lila escondido entre apuntes. A eso que quizás algún día te atrevas a compartir con alguien de manera tan íntima, que ni siquiera Mark Zuckerberg lo sepa.



Watching a blue sky, thinking of rain...


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