lunes, 4 de abril de 2011

Preguntas que no esperan respuesta

Hoy he pensado en ti. En él. En todos los que habéis formado parte de mí, que no sois pocos en tan escaso tiempo. Pero ni mucho menos tampoco sois muchos. Pero al fin y al cabo, habéis sido algo, ¿no?

¿Por qué se acaba todo? ¿Por qué empieza si quiera? ¿Por qué no puede haber sólo sentimiento, como ese primer amor adolescente que te hace pasar tardes enteras llorando en la habitación? ¿Por qué no puede haber sólo sexo y hormonas de la felicidad?

¿Por qué se mezcla todo, se lía, nos envuelve, nos manipula sin que nos demos cuenta?

¿Por qué me hago tantas preguntas?

Hoy he pensado en ti, en ellos, en todos los que habéis sido una parte de mí, por pequeña o insgnificante que haya podido ser. También he pensado en los que vendrán, en los que quizás ya estén a medio camino. En qué quiero de verdad. En cuándo va a llegar ese momento inesperado que marque un antes y un después. Porque cuando estás sola, tanto si te gusta estarlo como si no, en el fondo no paras de pensar sobre qué será lo siguiente, cómo será, cómo actuarás. Pero nunca en cómo acabará. ¿Cuál es en número correcto de errores antes de saber quién es el definitivo, el correcto?  ¿Realmente hay algo, alguien correcto? ¿O simplemente y en el fondo, en verdad sólo amamos a los errores?

Hoy he pensado en ti, en mí, en lo que nos rodeó un día y en lo que me rodea ahora. Y no siento pena, ni dolor, ni melancolía ni tristeza. Hoy pienso en ti y ya no me dueles tanto. Hoy puedo sonreír si pienso en ti.


 

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