Me mira. Lo sé y lo siento. Noto su mirada penetrante sobre mi tez morena. Las pestañas enmascaran unos ojos brillantes y oscuros, almendrados. Intenta leer, pero sin querer la mirada se le escapa hacia la ventana. Mira el mar. Parece anhelarlo y jugar con un sueño mediterráneo en su mente. Está triste, se nota. Está sola también, su alma está perdida como la mía, y me parece tan vulnerable… Desearía llegar a su lado de un salto para abrazarla y protegerla de todo y de nada a la vez. Darle mi consuelo y recibir consuelo mutuo a la vez. Secar las lágrimas invisibles que golpean su mejilla, cristalinas como el mar. Hundirme en sus labios rosados y morir dulcemente, ahogado en ellos… Distraída entre ojeada y ojeada se recoje la melena. Me la imagino meciéndose sobre la piel desnuda de su espalda, bailando al son de una brisa salada y me excito.
Quisiera tener el valor suficiente para acercarme y decirle todo lo que me hace sentir. Desearía no sentirme atrapado por el miedo de los prejuicios sociales y susurrarle al oído que todo lo que he buscado y necesito lo he encontrado en una canción.
Continuará...
(Para leerla desde el principo, clikad sobre la etiqueta "Historia del Tren")
Me encanta.. es.. Muy profundo.. Me ha hecho acordarme de muchos momentos felices.. pero bueno, eso era otro tiempo.
ResponderEliminarMe encanta tu blog!